Unos 10.000 jóvenes judíos procedentes de Israel y otros países marcharon el lunes en silencio entre las dos partes del campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau, en Oswiecim, Polonia, en memoria de víctimas del Holocausto, especialmente 430.000 judíos húngaros que perecieron allí.
La marcha anual comenzó cuando el shofar, el cuerno de carnero usado en ritos religiosos judíos, sonó al pasar por la notoria entrada del campo con el letrero “Arbeit Macht Frei” (El trabajo te hará libre).
Con banderas azules y blancas de Israel y luciendo chaquetas azules, los participantes caminaron tres kilómetros bajo la llovizna desde la entrada hasta un memorial de piedra en Birkenau para escuchar un discurso del presidente de Hungría, Janos Ader, en memoria de las víctimas. Estuvieron acompañados por varios sobrevivientes, el embajador israelí en Polonia, Zvi Rav-Ner, el exrabino de Tel Aviv Meir Lau, y jóvenes polacos.
En Auschwitz, visitaron los edificios de ladrillo en los que están los zapatos, maletas, gafas y cabello de víctimas, en un sobrecogedor testimonio de los crímenes nazis.
En 1944, unos 430.000 judíos fueron traídos al campo de concentración en tren desde Hungría. La mayoría murieron inmediatamente en las cámaras de gas. Otros sufrieron la misma suerte del reto de los reclusos del campo: trabajos forzados, hambruna y enfermedades que en la mayoría de los casos llevó a sus muertes.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis mataron a 1,1 millones de personas en el campo, en su mayoría judíos, pero también rusos, gitanos, polacos y otros.
La “Marcha de los Vivos” comenzó en 1988 como un acontecimiento bienal, pero muy pronto comenzó a realizarse todos los años.
Hasta ahora, casi 200.000 jóvenes judíos han participado en la marcha, de acuerdo con los organizadores.

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