El impacto de la venta de calzado asiático preocupa cada vez más los productores y empleados leoneses, que ven en peligro a las empresas y sus trabajos.
“La competencia no es pareja. El calzado chino es muy barato y para nosotros la mano de obra no lo es tanto, ya que los chinos te compiten con materiales muy económicos y la gente es a lo que acude gracias a la situación en la que estamos. Los compradores saben que no es buena calidad pero lo prefieren y uno tiene que hacer cosas diferentes”, dijo Omar Saúl Barrientos Ayala, dueño de Calzado Marsella.
Fabricantes del Fraccionamiento Hidalgo y el Coecillo coincidieron que han tenido que recortar personal por falta de pedidos.
Barrientos Ayala mencionó que hace 7 años cuando empezó el negocio comenzó con una línea y con eso bastaba, pero ahora tiene ya 12 diferentes.
“Hemos tenido caídas y recortado personal, la opción que manejamos es hacer las líneas necesarias para seguir. La diferencia es que cada cinco meses tenemos que hacer una inversión fuerte porque no basta con lo que tenemos”.
Comentó que de hacer mil pares por semana bajó a 400, y de 15 trabajadores que tenía, ahora ocupa apenas 5.
El propietario de Calzado Resplandor, Guillermo Guerra Gómez, dijo que su trabajo se ha reducido ya que no hay pedidos por la entrada de zapato más barato en la ciudad de León.
“Todo este año hemos trabajado medios días, de lo que fabricamos no hemos tenido ventas. Mucha gente prefiere el calzado chino más que el de uno que lo sabe fabricar. A varios fabricantes se les ha bajado la ‘chamba’ y han empezado a recortar personal”, mencionó Guerra Gómez, quién tiene una ‘pica’ en el Coecillo.
Señaló que se ha visto forzado a recortar empleos.
“Hemos despedido a siete y a lo mejor van más a la lista. Y no soy el único ya que muchas personas han venido a pedirme trabajo, pero andamos en las mismas”.
Dijo que de entregar mil 500 pares ahora se redujeron a 500.
“Demasiado zapato el que ha entrado y poco lo que se fabrica aquí; nosotros no podemos remediar nada, los mismos compradores van viendo que si no hay trabajo hay menos dinero”.
En la maquila de José Hernández, también en el Coecillo, han tenido que bajar precios pero ni así han conservado a muchos de sus clientes.
“La mayoría de nuestros clientes son del norte, entonces de ahí brincan a Laredo y es ahí donde consiguen buenos precios de chinos y ¿qué pasa? Que cuando vienen para acá ya no compran”.
Ha luchado por sobrevivir.
“Lo que nos ha ayudado es que buscamos otro tipo de mercado, zapato que no ofrece el chino con modelos y materiales distintos Antes teníamos a 15 de personal ahora son menos de 10. Este año nos bajó a un 50% la producción. Los compradores saben que es mala calidad pero a como está la economía, prefieren comprar el barato”, finalizó Hernández.

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