La decisión de dar a luz de forma natural o por cesárea es una de las incógnitas más grandes para las futuras mamás, sobre todo para las que son primerizas.
Y, aunque la determinación responde a la necesidad de proteger la salud de la madre y el bebé, para la doctora Vanessa Tijero Méndez, médico especialista del área de Ginecología y Obstetricia del Hospital General de México, son más las ventajas de un alumbramiento natural.
Incluso, explica, cada día hay mayor interés por aprender las técnicas para asistir este tipo de nacimientos y por ello existen cursos de preparación de parteras en lugares como el Instituto Nacional de Perinatología, el Hospital La Raza y el Instituto Nacional de las Mujeres.
A continuación se enumeran algunas de las ventajas y desventajas de ambos procedimientos.
Parto natural
VENTAJAS
– La recuperación es mucho más rápida, hay casos en los que en tres semanas, las madres ya están haciendo su vida normal.
– La evolución del bebé también es más veloz porque el acercamiento que hay en el llamado binomio (mamá y bebé) es inmediato.
– Se generan grandes cantidades de oxitocina y prolactina que, a nivel cerebro, producen bienestar y un vínculo estrecho con el bebé.
– El costo suele ser más bajo.
DESVENTAJAS
– La intensidad del dolor porque éste dependerá del umbral de la mamá. Si es insoportable, se tendrá que recurrir a la analgesia o bloqueo peridural.
– El bebé puede nacer a las pocas horas de iniciado el trabajo de parto o después de un día entero.
– Aunque hay una fecha de término de embarazo, no se sabe exactamente qué día será el alumbramiento.
Cesárea
VENTAJAS
– La rapidez con la que se realiza el procedimiento quirúrgico.
– Se programa el día y a la hora que más convenga a la mamá y al médico.
– No hay dolor y últimamente por ello es que las mamás lo prefieren.
– Se recomienda para quien presenta enfermedades como: diabetes gestacional e hipertensión, así como desprendimiento de placenta.
DESVENTAJAS
– La recuperación es más lenta; puede llevar de tres a seis meses, en otros casos hasta un año.
– El costo es mucho más elevado, en ocasiones hasta el doble que el de un parto natural.
– Puede haber complicaciones como sangrado e infecciones porque se trata de una incisión sobre la matriz.
¿Y la depresión posparto?
No sólo se trata de llanto o tristeza, la depresión posparto alcanza sintomatologías diversas -que incluyen ansiedad, fatiga e incluso dificultad de la madre para vincularse con el bebé-, así como manifestaciones más o menos graves según el caso.
Érica Medina, sicóloga especialista en el tema, comentó que una de las características de esta depresión es la evasión de la mujer a hablar de lo que siente, aspecto que suele complicar el tratamiento.
Hasta la fecha, se desconocen las causas específicas que lleven a sufrir este estado, el cual se puede presentar desde las primeras semanas después del parto o hasta pasado un año, pero hay algunos factores de riesgo que expondrían más a unas madres que a otras.
“Ciertas situaciones que una mujer pudo haber vivido en su infancia, adolescencia o durante el embarazo podrían significar mayor propensión a sufrir depresión posparto: violencia intrafamiliar, abuso físico o emocional, abandono de algún ser querido, dificultades económicas en el presente o problemas con la pareja”, abundó la experta.
Cuando la gravedad de la depresión se agudiza, se puede llegar a tener pensamientos atemorizantes, caracterizados por el miedo a realizar actividades normales, pensamientos de dañarse a sí misma o al bebé y hasta ideas suicidas.
Si se atiende a tiempo, la depresión suele ser pasajera, pero es necesario que se involucre la familia alrededor de la paciente.
De lo contrario, la dificultad de la mamá al crear un vínculo con su hijo puede repercutir en el pequeño más adelante.
“En el futuro, el niño presentará problemas de lenguaje o para relacionarse; investigaciones también afirman que los pequeños no alcanzan la misma estatura. Además, cuando son bebés, son más irritables, tienen problemas para dormir y no reaccionan bien a los estímulos a su alrededor”, explicó la maestra en psicología clínica y psicoterapia por la Universidad Anáhuac.
El tratamiento, puntualizó Medina, depende de la gravedad, pues hay ocasiones en los que con terapia grupal o individual se consiguen muy buenos resultados.
“En casos de mayor dificultad, la mujer tiene ideas suicidas o deseos de lastimarse, por ello se recomienda una evaluación con un psiquiatra, y el que determina el tratamiento es el especialista”, agregó.
Por lo general, en estas situaciones se recetan antidepresivos, a veces combinados con ansiolíticos.
La depresión posnatal, que suele confundirse con la tristeza posparto, es un problema delicado que debe atenderse de manera inmediata al detectarse.