La automedicación sigue siendo la forma más utilizada por las personas para tratar sus padecimientos, como se ve en la mayoría de los hogares donde es una práctica habitual.
Muchas enfermedades son manejadas, al menos inicialmente, con algún medicamento o remedio casero que el mismo paciente conoce y tiene a su alcance, sin consultar al médico.
Sin embargo, tomar un medicamento ya conocido o prescrito anteriormente por un médico, con el fin de aliviar un síntoma o enfermedad, puede representar un riesgo para la salud.
“La gente seguirá automedicándose y buscando medicina alternativa porque culturalmente las familias están acostumbradas a hacerlo”, indica el médico Francisco González Rodríguez.
“El temor de automedicarse es hacerlo con medicamentos inadecuados para el padecimiento o con productos milagro que pueden ser más nocivos para la salud que la misma automedicación”.
Para evitar que este tipo de acciones resulten perjudiciales, la labor de los médicos es informar, aconsejar y educar a los pacientes sobre el uso correcto de los medicamentos que les prescriben.
“La educación para la salud es la mejor prevención, y los médicos, desde el consultorio, debemos educar a los pacientes”, manifiesta.
“En la consulta, el médico no debe limitarse a prescribir medicamentos, sino a enseñar a sus pacientes a adoptar hábitos saludables, más aún cuando detecta factores de riesgo”.
“Yo soy partidario de recetar a los pacientes el mínimo posible de sustancias, porque luego lo que se trata de evitar con la automedicación se hace recetando muchos medicamentos al mismo tiempo”, manifiesta González Rodríguez.
El uso de medicamentos debe ser racional y adecuado para mantener un correcto equilibrio entre una buena práctica clínica y la necesidad de disminuir el impacto de las resistencias bacterianas.

En pro de la salud

“Los médicos tenemos la tarea de ayudar a los pacientes y a sus familias a cuidar y restablecer su propia salud”, expresa el médico.
“El principal punto es entender que gran parte de curar a los pacientes depende de la educación para la salud”.
Si a los pacientes se le explica por qué y para qué se les receta o no un medicamento podrán actuar de manera adecuada en el control y alivio de su enfermedad.
Por el contrario, cuando no están bien informados sobre la función de los fármacos recomendados, sus limitaciones, la dosis exacta y la duración del tratamiento, difícilmente actuarán de manera correcta.
El autocuidado es parte de la educación para la salud.
“Los médicos aconsejamos el uso de fármacos, pero el paciente es el responsable de cumplir con las indicaciones médicas”, manifiesta.
De aquí la importancia de brindarles información básica para disminuir la automedicación desordenada.

Prevenir educando

La prevención consiste en modificar el estilo de vida y adoptar hábitos y costumbres saludables.
La educación para la salud se logra informando al paciente sobre:

– La enfermedad que padece.
– El origen del problema.
– La evolución del padecimiento.
– Las posibles complicaciones.
– La función de los fármacos recetados.
– La duración del tratamiento.
– Los signos de alerta para acudir a consulta médica.

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