Vendedor ambulante de botanas y dulces, cumple 23 años de realizar esta actividad y ha logrado sacar adelante a sus dos hijas y esposa.
Se trata de Eusebio Torres Rizo, quien dijo tener ya 52 años de vida, pero desde hace 23 se ha dedicado a la venta de botanas, siendo parte del folclor de esta ciudad, ya que vende sus productos en el Centro de la ciudad.
Dijo iniciarse en esta actividad por la falta de un trabajo formal, por lo que intentó la venta de botanas y hasta la fecha le ha dado resultado. “La gente ya me conoce, además de que me identifica como parte del ambiente diario en el primer cuadro de la ciudad”.
Siempre sonriente, pese al clima y en ocasiones las bajas ventas, pero alegre de regresar a su casa con algunos pesos para el sostenimiento de su familia.
Sale de su domicilio a las 9:30 de la mañana, como dice “bien desayunado”, porque recorre las calles del primer cuadro, regresando a su casa hasta las 7 de la noche sin comer al mediodía, aunque reconoce que en ocasiones el hambre es caramba y tiene que hacer una pausa con la finalidad de comer una torta, ya que se complica el regreso a su domicilio y luego al trabajo, por eso labora de manera corrida.
Carga su caja de cartón, atada a un lazo, luego ofrece a toda la gente el producto que trae para la venta, pasa por la Presidencia Municipal, ambos portales del Centro, área del mercado, entre otros lugares, con un solo objetivo: vender su producto.
“En algunas ocasiones me tildan de que vendo producto chatarra, pero no importa, ya que esa es una buena publicidad para mí, pero mientras la gente me compre mis productos como papas, chicles, dulces, yo soy feliz y contento de poder servir a la gente de mi pueblo”.
En cuanto termina la charla, se va caminando a toda prisa, con la sonrisa que le caracteriza, ya que es tarde y necesita vender la mayor cantidad de productos para antes del regreso a casa.

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