Los Gobernadores fueron rehenes de la ex lideresa magisterial Elba Esther Gordillo, de la doble negociación salarial y de la insuficiencia presupuestal para mantener los servicios educativos, aseguró Graco Ramírez, presidente de la Comisión de Educación de la Conago.
Para el Gobernador de Morelos, esta descomposición, que comenzó con la descentralización en 1992, derivó en la crisis de calidad del sistema educativo.
En entrevista con REFORMA, Ramírez sostuvo que el fenómeno tiene varios componentes: la insuficiencia presupuestal por parte del Gobierno federal; el factor  Gordillo, como mecanismo de presión para obtener prebendas a través de la doble negociación; el uso de los maestros como fuerza electoral para obtener votos, y la corrupción en el manejo de las plazas.
La descentralización de 1992, refirió, planteó integrar a los maestros federales y estatales en un solo sistema para atender las necesidades de crecimiento de la infraestructura, la matrícula y la contratación de nuevo personal.
“La realidad es que se generó una situación que operó en contra. Con el tiempo, la insuficiencia presupuestal federal fue evidente”, dijo.
Al mismo tiempo, destacó, Gordillo estableció alianzas tácitas con muchos gobernadores para que los maestros funcionaran como fuerza electoral, primero del PRI y luego del Panal.
La segunda parte del componente sindical, externó, fue la doble negociación que se usó para empoderar a las secciones sindicales.
“Esta lógica de negociaciones y presiones colocó a los estados con prestaciones como el ‘bono de la lástima’ de Michoacán, el cual se tenía que dar a los maestros después de regresar de vacaciones, porque venían muy gastados, o los bonos extraordinarios, los bonos de marcha”, señaló.
El tercer componente, afirmó, fue la corrupción en el manejo de las finanzas de la educación.
“La corrupción del manejo de las cuentas bancarias, yo lo encontré, porque también se daba en la negociación con el SNTE, colocar al dirigente sindical en el sector educativo era parte de la negociación. No había distinción entre dónde empezaba el SNTE y dónde el Gobierno”, indicó.
Según Ramírez, la expresión máxima de esta descomposición se dio durante la Presidencia de Felipe Calderón, cuando cedió el control de la educación básica al yerno de Gordillo.

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