El jefe electoral de Afganistán renunció el lunes en un intento por resolver una crisis política, ante acusaciones de fraude en la segunda de las elecciones presidenciales realizada a comienzos de junio.
Zia ul-Haq Amarkhail negó ante los reporteros estar involucrado de alguna manera en un fraude y dijo que renunciaba “por el interés nacional”.
El tema ha amenazado lo que autoridades occidentales esperaban fuera una transferencia pacífica del poder mientras Estados Unidos y sus fuerzas aliadas disminuyen su presencia militar en el país. La comunidad internacional ha batallado para encontrar una forma de salir de la parálisis mientras que la ONU dijo que está lista para apoyar.
Cualquiera que gane enfrentará una importante transición de manos del presidente Hamid Karzai, el único líder que el país ha conocido desde que la invasión estadounidense de 2001 derrocara al Talibán.
Además el nuevo mandatario tendrá un enorme reto para acabar con la violencia y mejorar la economía mientras enfrenta a una resistente insurgencia talibana y un descenso en la ayuda internacional.
Ambos candidatos han prometido firmar un pacto de seguridad con el gobierno de Barack Obama que permitiría a 100.000 soldados estadounidenses permanecer en Afganistán para entrenamiento y operaciones contraterrorismo.
El exministro de Exteriores Abdulá Abdulá se enfrentó en las urnas a Ashraf Ghani Ahmadzai, exministro de Hacienda, en una contienda para reemplazar a Karzai, quien constitucionalmente ya no puede buscar un tercer mandato.
Renuncia a cargo jefe electoral de Afganistán
El jefe electoral de Afganistán renunció a su cargo para intentar resolver una crisis política.