“Maciel era muy privado; nadie le preguntaba en qué gastaba. Un fundador es una figura destacada dentro de cualquier congregación: todos tienen un santo. A este señor nadie le cuestionaba nada. Y nos costó admitirlo. Y le aseguro que ya no podemos reconocer al padre Maciel como modelo cuando sabemos que llevó a cabo actos terribles”. El sacerdote mexicano Álvaro Corcuera, el sucesor del fundador de Los Legionarios de Cristo, una de las congregaciones más conservadoras y más poderosas de la Iglesia, iba a cumplir 57 años el próximo 22 de julio. En la mañana de este lunes, 30 de junio, falleció en su residencia de la Ciudad de México a consecuencia del cáncer que padecía.
Según sus propias declaraciones a El País en un reportaje publicado en 2010, asumir el cargo después del líder de la orden había sido “un paquete”. “Yo era rector del seminario de Roma y era feliz. Me gusta la enseñanza”, decía. “Si hubiera sabido lo que iba a venir me hubiera dado un infarto”, añadía a propósito de los escándalos de pederastia, desvío de fondos y lavado de dinero, entre otros, que rodearon a Marcial Maciel.
Licenciado en Ciencias de la Educación y miembro de la familia ducal de Medinaceli, fue elegido director general de la congregación tras el abrupto abandono del fundador en enero de 2005. A final de ese año fue cuando se enteró de que el líder tenía una hija de 18. “Tuvimos que asimilarlo y luego explicárselo personalmente a cada uno de los sacerdotes, y se nos pasó el tiempo”. Pese a su cercanía con Maciel, reiteraba haber desconocido sus acciones: “Era imposible entrar en su vida. Era muy reservado. En sus viajes, quehaceres; en su habitación no entraba nadie. No usaba despacho. Hacía las reuniones de paseo. Viajaba continuamente. Las decisiones las tomaba él sin consultar con nadie”.
Más de dos años después de conceder esa entrevista, Corcuera dejaba el cargo por problemas de salud. Los últimos días de 2012, mientras se encontraba en Cheshire, Estados Unidos, un fuerte dolor de cabeza lo llevó al hospital. Los médicos le descubrieron un tumor en el cerebro.
“Corcuera tiene fama de templagaitas. De quedar bien con todo el mundo. De ir de perfil. Es un tipo astuto, refinado y muy preocupado por su forma física. Como manda la Legión”, describía el reportaje de El País en 2010.
Nacido en el Distrito Federal mexicano en 1957, fue ordenado sacerdote 28 años más tarde, en 1985. Sus restos mortales permanecerán en la capital mexicana. Ayer, el padre Eduardo Robles Gil, actual director de los Legionarios, ha pedido en una carta ofrecer misas y oraciones por quien estuvo al frente de la congregación “durante los nueve años más difíciles” de su historia. A comienzo de 2014, el padre Álvaro Corcuera todavía participó en el Capítulo General de los Legionarios, la más alta autoridad interna de la congregación.

AL DETALLE…

Nació el 22 de julio de 1957 en la Ciudad de México y se consagró como laico del Regnum Christi en 1975 y cuatro años después ingresó a la Legión de Cristo.
Fue ordenado sacerdote en 1985 y Rector del Centro de Estudios Superiores de los Legionarios de Cristo en Roma en 1987.
Recibió el doctorado honoris causa por la Universidad Anáhuac en 1999.
Tomó el mando de la Legión, tras la renuncia de Marcial Maciel Degollado en 2005 y estuvo al frente hasta 2012.
En enero de 2013 se le diagnosticó un tumor maligno en el cerebro.

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