Fue el primer relojero que llegó al Portal Morelos, en el centro histórico de esta ciudad, su nombre es José Ibal Rico, mejor conocido como “Don Pepe”, quien ha dedicado más de la mitad de su vida a reparar los “mensajeros del tiempo”, como él los llama.
Es oriundo de Ameca, Jalisco y por causas del destino vino a parar a La Piedad, aquí formó su familia y desempeñó su oficio, a pesar de las carencias.
“No fue fácil que el Ayuntamiento me concediera el permiso en aquel entonces, para colocarme en esta esquina del portal, pero lo logré, muestra de ello, son los casi 40 años que llevo como relojero”, comentó.
conocer y dominar
Quien ejerce determinado oficio debe dominar ciertas técnicas y tener conocimiento sobre su trabajo, en el caso de un relojero, Don Pepe asegura que, “ya sabiendo este arte de los relojes, nada es trabajoso”.
Lo que en ocasiones resulta complicado para él, según dijo, es adquirir piezas originales de algún reloj de mano, de bolsillo, de pared o cualquier otro, ya que en esta ciudad no existe una tienda donde se vendan artículos exclusivos para reparar dichos artefactos, por lo que tienen que salir a otras ciudades para conseguirlos y cumplir con sus clientes.
Es importante tener a la mano todas sus herramientas, algunas que el usa a diario son: prensa, sacamicas, pinzas, limas y desarmadores; con eso puede desempeñar su trabajo que radica el poner pilas y quitar pilas, cambiar correas, engranes, micas, manecillas, ajustar los relojes cuando a las personas no les quedan, entre otras actividades.
Don Pepe aseguró reparar todo tipo de relojes, señalando que durante sus casi 40 años de labor, ha tenido entre sus manos infinidad de relojes, de marcas conocidas, algunos finos y otros no tanto.
SI NO SE USA SE OXIDA
Don Pepe recomendó a todo aquel que tenga un reloj “que lo use y le de mantenimiento, porque puede llegar a oxidarse”.
Entre las preguntas más frecuentes que le hacen es, ¿en qué mano debe ir el reloj?, pero Don Pepe siempre les dice “¡en la mano izquierda, aunque eso sale sobrando, lo importante es que la persona sienta comodidad a momento de ver la hora!”
Como el tiempo nunca se detiene, trabaja toda la semana, en una jornada de 9:00 de la mañana, que es la hora promedio en que empieza la afluencia de personas en el centro de la ciudad, para terminar a las 3 de la tarde, que disminuye la concurrencia.

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