Venezuela llevó el fin de semana a un nuevo nivel su disgusto por un conflicto diplomático.
Por primera vez, el País, acostumbrado a romper y restablecer relaciones con vecinos, afectó el libre tránsito con el objeto de su ira, en este caso Aruba, territorio insular de Holanda.
Esto, luego de que autoridades de la isla detuvieran el jueves al ex jefe de Inteligencia venezolano Hugo Carvajal Barrios a solicitud de EU, que lo acusa de cooperar con narcotraficantes.
Enfurecido, Caracas solicitó al Instituto Nacional de Aeronáutica Civil de Venezuela (INAC) la noche del viernes que suspendiera todas las operaciones aéreas hacia los territorios de ultramar holandeses en el mar Caribe.
La suspensión fue considerada un golpe para Aruba, ya que Venezuela es su segundo mayor mercado de turismo.
Y también para los venezolanos, ya que los viajeros recurren a Aruba para hacer escala y continuar sus viajes a EU o Europa.
No obstante, ayer, el ministro de Justicia de Aruba, Arthur Dowers, se reunió durante horas con el viceministro de Asuntos Exteriores venezolano, Federico González, y le expresó su preocupación por las personas varadas en los aeropuertos.
Caracas entonces accedió a reanudar los vuelos.

Y viven calvario en aeropuerto

Además de suspensiones que pueden afectar sus viajes, los venezolanos también deben lidiar con el deterioro de las instalaciones y hasta impuestos por respirar durante su estancia en un aeropuerto capitalino.
En el aeropuerto de Maiquetía, donde los pasajeros sufren cortes de agua, escaleras mecánicas que no funcionan y tiendas cerradas, ahora también se cobra un impuesto de 20 dólares por respirar aire purificado con ozono.
Las afectaciones se deben a la profunda crisis económica que azota al País y el virtual bloqueo aéreo que sufre el País por las deudas de 4 mil millones de dólares que arrastra el Gobierno con las aerolíneas extranjeras.

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