¿Por qué dedicarle una exposición a Rius?, se pregunta Rafael Barajas, el Fisgón.
Porque es uno de los grandes educadores que existen en el País, dijo en primer lugar. “Rius es el gran complemento cultural de aquella gran aventura que inició Vasconcelos”, afirmó el curador de la muestra.
Además, Rius para principiantes, que se inaugura el miércoles a las 19:30 horas con la presencia del caricaturista radicado en Tepoztlán, tiene como sede el Museo del Estanquillo, y ahí va una segunda razón: la relación de amistad y de trabajo que lo unió con Carlos Monsiváis.
La colección del museo cuenta con más de 500 piezas donadas por Rius, de las que ahora se muestran alrededor de 200, que incluyen dibujos, fotografías e historietas completas.
Una tercera razón para exponer su obra, planteó el Fisgón, es que se trata de un intelectual comprometido, una figura ética, y si quedara alguna duda sobre los motivos, porque además Eduardo del Río cumple 80 años.
Rius para principiantes inicia con el acrílico El último desayuno, una parodia de La última cena, de Da Vinci, en la que el historietista pintó a todos sus personajes: Calzonzin, el profesor Gumaro, don Perpetuo del Rosal… Fue creado en 2007 para la exposición De San Garabato al Callejón del Cuajo, donde se presentó también obra de Gabriel Vargas.
Luego se muestran sus primeras caricaturas en la revista Ja-Ja, donde llegó después de que su director vio sus “garabatos” en la funeraria donde trabajaba y decidió contratarlo. Su primer cartón editorial data de mayo de 1956 y lo publicó en el periódico Ovaciones.
En una de las paredes se pueden ver los trabajos de Saúl Steinberg, “su gran inspiración”, y la obra de colegas como Alberto Isaac y Abel Quezada, artistas gráficos que, como Rius, dijo el Fisgón, se divertían alternando el dibujo con la narración.
Durante la Guerra Fría, subrayó, cuando la mayoría de los caricaturistas ofrecía un discurso homogéneo, Rius se desmarcó con su irreverencia. En la exposición, por la que se ofreció esta mañana un recorrido, puede verse su crítica al imperialismo y sus consecuencias en América Latina.
“Es una exposición para verse, para leerse y para hacer memoria”, aseguró el Fisgón, porque con su obra Rius combatió las políticas de Díaz Ordaz y la versión oficial del 68.
“Eso era un acto de rebeldía osado “, recordó, “tanto que lo secuestraron y le hicieron un simulacro de fusilamiento”.
En los numerosos cartones que tienen como protagonista al ex Presidente, hay uno donde Díaz Ordaz aparece sosteniendo un fusil sobre un estudiante caído en Tlatelolco, diciendo: “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”.
La muestra ubicada en el cuarto piso del museo incluye también “sátiras anticlericales, divertimentos estéticos, collages, paisajes, retratos de músicos y de mujeres”. Se extiende al tapanco del segundo piso para mostrar las historietas de Los agachados y Los supermachos.
Las caricaturas de Rius, señaló el Fisgón, permiten ver que su apuesta ganó a largo plazo. Hoy la historia le ha dado la razón, dijo, con sus críticas a la infalibilidad del Presidente y del PRI, o a versiones de hechos históricos como el asesinato de Rubén Jaramillo.
Ariel Rosales, editor de Rius desde hace 40 años en Grijalbo, destacó la vastedad de su obra como caricaturista y artista gráfico. “Siempre ha sido avasallante”, aseguró, como prueba el hecho de que en 2015 rebasará los cien títulos publicados.