Raúl Benítez, representante regional para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), calificó como positiva la regulación de la “ley antichatarra” en México, pero dijo que para prevenir la obesidad infantil se debe de prohibir toda la publicidad de productos “chatarra” y los alimentos con alto contenido calórico en las escuelas. 
Entrevistado en el marco de la VIII Reunión de Trabajo de la Iniciativa América Latina y el Caribe Sin Hambre llevada a cabo en México, aseguró que en el país este problema se puede considerar tan grave como el hambre, porque los niños que llevan una dieta alta en azúcar tienen baja talla (altura) y mayor riesgo de contraer enfermedades no transmisibles, como la diabetes. 
Dijo que el problema de obesidad amenaza con destruir los sistemas de salud pública, por los gastos relacionados con estas enfermedades. 
“El problema de obesidad se entiende por el tipo de alimentos que se consumen, los refrescos que tienen un alto contenido en azúcares, o esas malas combinaciones de hidratos de carbono, con grasas que generan este tipo de problemas, todo esto se entiende por la aparición de alimentos súper procesados que generan este tipo de problemas”, señaló en entrevista. 
Dijo que uno de los problemas es la falta de acceso a alimentos de calidad, ya que desde la primera infancia se les incluye en el lunch de los pequeños alimentos “chatarra” porque son más fáciles de transportar. 
“La comodidad de mandar un paquete de galletas luego la pagamos, porque su traducción directa es el sobrepeso y la verdura y las frutas van desapareciendo de la dieta de los niños. Otro problema que enfrentamos es que por cuestiones culturales se deja de dar pecho a los seis meses, pero eso los priva de elementos sustanciales para el desarrollo…se les da papilla que sólo les aporta agua y fibra y los hace perder la relación talla-peso correcta”. 
Añadió que no se debería permitir publicidad de comida “chatarra”, porque “hay países donde ya en los colegios se ha eliminado la venta de este tipo de alimentos”. 
Comentó que los menores de edad son especialmente vulnerables a este tipo de publicidad, ya que condiciona su alimentación para el resto de su vida adulta. 

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