La casa donde vive Gaudencio Soto Balcázar está construida sobre un terreno conformado por tierras ejidales y la zona federal de la presa Laguna de Yuriria.
En la puerta de su casa, ubicada en la localidad de La Angostura, tiene de frente el espejo de agua que sirve como vaso regulador del río Lerma.
Él y los más de mil 200 habitantes de la comunidad forman parte de la población que vive y tiene negocios en las inmediaciones de 100 presas del País y que están en riesgo de verse afectados por inundaciones, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua.
Aquí las casas fueron construidas dentro, a la orilla o a un costado del vaso de la presa de Yuriria.
Esta comunidad junto con los habitantes de Los Tepetates y Lomas de Zempoala resintieron hace un año el impacto de una tromba por la formación de un tornado en medio de la laguna.
Este fenómeno climático fue denominado por la Universidad de Guanajuato (UG) como “cumulonimbus mamatus”, el cual provocó afectaciones en algunas viviendas y daños de cultivos ubicados sobre todo en la orilla de la presa.
Gaudencio admite el deterioro que ha sufrido la Laguna de Yuriria, decretada en 2001 como Área Natural Protegida (ANP).
“Todavía hace como unos 10 años se mantenía uno de la pesca de mojarra, carpa, charal, rana y bagre, pero ahorita sólo hay carpas que pagan a 4 pesos el kilo.
Para el líder de los productores, la amenaza mayor está en la pesca de arrastre a gran escala e ilegal que practican pescadores de Yuriria y Michoacán.
“No dejan reproducirse a las mojarritas que sembramos, se las llevan con las redes de arrastre porque sacan 80 o 100 kilos con la red”, finalizó.
Se acaban laguna
La casa donde vive Gaudencio Soto Balcázar está construida sobre un terreno conformado por tierras ejidales y la zona federal de la presa Laguna de Yu