Para la mayoría de mujeres que acaban de tener a su bebé es normal que pasen de dos a tres complicadas semanas adaptándose a las demandas del recién nacido en medio de altibajos hormonales, cambios de humor y fatiga.
Sin embargo, para cerca de 20 por ciento de nuevas mamás, esta dificultad puede no sólo permanecer más tiempo, sino empeorar hasta estar sin ánimo de cuidar a su bebé, con insomnio, fatiga e incapacidad de disfrutar cualquier cosa.
Se trata de depresión posparto (DPP) y es necesario atenderla para evitar que el estado de la madre se deteriore y su malestar interfiera en la construcción de una relación sana con el bebé, advierte Erica Medina-Serdán, maestra en Psicología Clínica y Psicoterapia experta en el tema.
Explica que quienes sufren la tristeza posparto o baby blues común se van sintiendo mejor cada día, sobre todo si tiene el apoyo de su pareja, de su familia o de los amigos.
“Esto se supera y no requiere atención médica o psicológica”, explica la psicóloga.
Francisco Morales Carmona, jefe del Departamento de Psicología del Instituto Nacional de Perinatología (INPer), detalla que ocurre porque las mujeres están cansadas y la demanda del bebé es absoluta.
“Esto hace que tengan sensación de tristeza que no afecta la actividad ni con el bebé ni con la relación familiar ni de pareja”, coincide.
Sin embargo, cuando hay depresión posparto, la mujer se aisla y empieza a cortar todas las redes de apoyo y el bebé que está a expensas a de los cuidados maternos, es un niño poco estimulado, que no es muy acariciado.
“Y si coincide con que otras amigas o familiares están en la misma etapa, les da mucha culpa ver que otras mujeres estén contentas con su bebé, que lo cargan y lo amamanta, que lo quieren”, agrega Medina-Serdán.
La psicóloga asegura que hay estudios científicos de largo plazo con hijos de madres deprimidas en los que se detectan problemas de aprendizaje o de lenguaje, e incluso que no alcanzan la estatura que hijos de madres no deprimidas.
“La depresión hace que no estés tan al pendiente de las necesidades del bebé, no le cambias el pañal con la frecuencia que necesitan, ni estás tan pendientes de los los horarios de alimentación ni tuyos ni del bebé”, indica Medina-Serdán.
Como en el discurso social sobre la llegada de un bebé predominan ideas como “es una bendición”, “está sano”, “hay mujeres que no pueden tener hijos y mira, tú sí”, puede suceder que la mujer con DPP no sea atendida a corto plazo, considera la psicóloga.
“Desgraciadamente hay médicos, incluso ginecólogos, que aseguran que si no te da inmediatamente después, no es DPP o que tienen el prejuicio de que es algo que las mujeres se inventan ahora para no cuidar a su hijos”, comenta la psicóloga.
Cualquiera que sea el caso, toda pareja que esté esperando el nacimiento de un bebé debe estar informada sobre la posibilidad de la aparición del baby blues o de la depresión posparto, coinciden los especialistas.
De hecho, un curso psicoprofiláctico completo siempre debe incluir el abordaje del tema, señala Medina-Serdán.
Según la intensidad de la depresión, el tratamiento puede incluir psicoterapia y, en algunos casos, psicofármacos, indicó el psicólogo del INPer.

Las diferencias

*Tristeza posparto
Causas: Producida por cambios hormonales, psicológicos y sociales.
Prevalencia: Entre 50% y 80%
Aparición: Entre los 2 y los 4 días posteriores al parto y desaparece entre 2 y 3 semanas después.
Intervención: Informar a la mujer, pareja y familia de lo que sucede y promover el acompañamiento a la mujer.

*Depresión posparto
Causas: Factores de riesgo biológicos, psicológicos y sociales.
Prevalencia: 20%
Aparición: Puede aparecer inmediatamente después del alumbramiento o días, semanas, meses o hasta un año después.
Intervención: Terapia individual o grupal y/o medicación (antidepresivos)

Factores de riesgo

La depresión posparto no tiene una causa específica, pero se han identificado factores de riesgo:
-Problema no resuelto emocionalmente
-Problemas económicos
-Violencia intrafamiliar
-Ser o haber sido víctima de abuso emocional, físico, sexual
-Tener padres adictos
-Haber enfrentado la pérdida o abandono de un ser querido
-Nulo o poco apoyo de la pareja y/o familia
-Si el embarazo no fue planeado o deseado
-Historia previa de trastorno emocional: ansiedad, depresión, trastorno bipolar, trastorno alimenticio
-Haber padecido depresión posparto en un embarazo previo

Los síntomas 

-Ansiedad, irritabilidad, dificultad para disfrutar actividades cotidianas
-Dificultad de vínculo con tu bebé (no todas lo presentan)
-Miedo de cuidar al bebé
-Miedo de quedarse sola
-Sobreprotección al bebé
-Sentimientos ambivalentes: contenta-arrepentimiento
-Problemas con la lactancia por la ansiedad
-Pensamiento suicida
-Deseos de lastimarse a si misma o al bebé

Información
Libro: “Despertando tu amor para recibir a tu bebé”, de Ma. Asunción Lara (Editorial Pax)

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *