Sin expresar sus plazos, el presidente Barack Obama detalló el viernes sus ambiciosos objetivos para las medidas sobre inmigración que piensa tomar por su cuenta, y dijo que ha recibido recomendaciones de los departamentos de Seguridad Nacional y Justicia sobre lo que puede hacer sin requerir pasar por el Congreso.

Ante las presiones contrapuestas de los grupos defensores de los inmigrantes y de los demócratas que temen por sus bancas en las elecciones de noviembre, Obama no se comprometió a tomar medidas en las próximas semanas, como había prometido anteriormente que haría.

“Mi expectativa es que en el futuro próximo veré cuáles son los próximos pasos”, dijo en conferencia de prensa en Gales al cabo de una cumbre de dos días de la OTAN.

En cambio, expresó sus objetivos en mayor detalle que antes.

Dijo que a falta de decisiones del Congreso sobre la reforma del sistema inmigratorio, tomará medidas para incrementar la seguridad en la frontera, mejorar el procesamiento de los que cruzan la frontera, alentar la inmigración legal y dar a los inmigrantes que se encuentran en situación irregular en el país desde hace tiempo una vía para regularizar su situación, pagar impuestos, abonar una multa y aprender inglés.

“Quiero decirlo muy claramente: mi intención es, a falta de acción por parte del Congreso, voy a hacer lo que pueda dentro de las limitaciones legales de mi puesto porque es lo que le conviene al país”, dijo Obama.

El 30 de junio, Obama dijo que había ordenado a los secretarios de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, y Justicia, Eric Holder, que le formularan recomendaciones sobre medidas ejecutivas para mediados de septiembre y se comprometió a “aplicar esas recomendaciones sin demora”.

Expertos legales y legisladores han debatido sobre la extensión de la autoridad de Obama, y las recomendaciones de Holder y Johnson se mantienen cuidadosamente en secreto. Se desconoce además qué tan lejos llegaría Obama sin la aprobación del Congreso en el cumplimiento de las metas que él mismo trazó el viernes.

En 2012, Obama autorizó al Departamento de Seguridad Nacional considerar las solicitudes de posponer las deportaciones de inmigrantes que ingresaron al país sin autorización legal siendo niños. Desde entonces, el programa ha aplazado la deportación de más de 580.000 inmigrantes.

Defensores de inmigrantes dicen que Obama tiene la autoridad para permitir prórrogas similares para posiblemente millones de otros inmigrantes, iniciando con los padres de esos jóvenes inmigrantes cuyas deportaciones han sido pospuestas.

Pero algunos demócratas están presionando a la Casa Blanca a que demore las medidas hasta después de las elecciones por miedo a dar impulso a la oposición republicana contra senadores que podrían perder sus bancas. Algunos preferirían que Obama no tomara medidas por su cuenta.

“Debemos reparar el sistema inmigratorio quebrantado, por eso apoyó el proyecto bipartidista de reforma inmigratoria integral”, dijo el senador demócrata por Minnesota Al Franken, que se presenta a reelección en noviembre. “Las medidas ejecutivas me preocupan. Esta es tarea del Congreso y es hora de que la Cámara (de Representantes) actúe”.

Por su parte, las exhortaciones de los grupos defensores se han vuelto más apremiantes. En una carta a Obama el viernes, dirigentes de los grupos principales le pidieron que respete su plazo autoimpuesto y “no permita que intereses políticos miopes se interpongan en el camino de hacer lo que conviene a nuestras comunidades y nuestro país”.

“Para ser dirigente hay que tomar decisiones difíciles y valientes”, dice la carta, firmada entre otros por el Consejo Nacional de La Raza y la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos. “Es hora de que usted dirija, señor presidente”.

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