La decisión sin precedentes del Papa Francisco de ordenar la detención –a la luz del día y aireando los graves cargos en su contra– del ex arzobispo polaco Josef Wesolowsky, acusado de abusos sexuales a menores mientras fue nuncio en la República Dominicana, incluye dos serias advertencias a los sectores más retrógrados de la Curia, los mismos que impiden el regreso a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar, pero que permanecieron ciegos, sordos y mudos durante décadas de abusos.
La primera advertencia de Jorge Mario Bergoglio es que se acabó la tibieza con los delitos de pederastia. La segunda es la garantía de que, aunque se remuevan los cimientos de San Pedro, nadie se salvará de ser juzgado por hechos tan graves.
Ya lo advirtió a finales del pasado mes de mayo durante el vuelo de regreso de su viaje a Tierra Santa:
“Hay tres obispos bajo investigación y otro, ya condenado, del que estoy estudiando la pena. En Argentina, a los privilegiados les llamamos hijos de papá. Les puedo asegurar que, sobre este asunto tan grave, no habrá hijos de papá”.
Ahora, con dos decisiones coordinadas en el tiempo –la detención de Wesolowsky y la defenestración de monseñor Livieres Plano, obispo de Ciudad del Este (Paraguay), por encubrir a un sacerdote argentino acusado de pederastia–, el Papa Francisco ha convertido en hechos sus frecuentes palabras contra la pederastia en el seno de la Iglesia.
Una decisión política que ha endemoniado a algunos –el obispo Livieres Plano ha llegado a decir que el Papa “tendrá que rendir cuentas con Dios”–, que preocupa a tantos otros –incluso entre los elegidos por Bergoglio para renovar la Curia hay quienes, como el cardenal australiano George Pell, fue investigado por abusos en el pasado– y que, sin embargo, a algunos les parece la única salida hacia una Iglesia que predique con el ejemplo.
Para el cardenal Velasio de Paolis, la decisión de Francisco sobre el ex arzobispo Wesolowsky marca efectivamente un antes y un después:
“La Iglesia no juzgaba el delito de pederastia desde el punto de vista criminal, sino disciplinario. Los abusos sexuales contra menores eran una violación de la disciplina eclesiástica. Por eso, el arresto del arzobispo Wesolowsky es una fuerte e inequívoca decisión política de Francisco. Hay que juzgarle como a cualquier otro criminal. Y la pena tendrá un doble efecto: punitivo y ejemplar para el bien común”.
Una condena que no será difícil de dictar. Porque la Santa Sede, tantas veces fortín inexpugnable para proteger la privacidad de sus asuntos, parece en este ocasión mucho menos preocupada por evitar las filtraciones del sumario que se instruye contra Wesolowsky.
Según se va sabiendo, poseía más de 100 mil fotografías y vídeos de pornografía infantil, más otros 45 mil archivos que ya habría borrado.
Papa lanza campaña contra pederastas
El Papa Francisco ha cumplido: Josef Wesolowsky fue separado de su cargo de arzobispo por abuso sexual y por tener más de cien mil fotos de pornografí