Las palabras sobran cuando a través de la mirada dos jóvenes se expresan todo ese sentimiento que sale de su corazón.
Esta es la mejor definición del amor de dos jóvenes que decidieron unir sus vidas para siempre a través del sacramento del matrimonio; Carlos Leveroni y Analía Balboa.
La noche se convirtió en testigo de esta unión a la que fueron convocados los amigos y familiares de los contrayentes.
Frente al altar de La Catedral, impaciente, feliz y más enamorado que nunca, así esperó Carlos al amor de su vida; Analía, quien con esa bella sonrisa que la caracteriza, ingresó al recinto sagrado del brazo de su papá Marcelino Balboa.
Al llegar hasta el altar, Dios se convirtió en el testigo principal de este amor dispuesto a compartir las altas y bajas que la vida les presente.
Atentos a las palabras que el párroco les compartió, Analía y Carlos prometieron amarse y respetarse todos los días de su vida.
Luego de sellar su compromiso con un tierno beso, los recién casados llegaron hasta el altar de la virgen para ofrecer un bello ramo de flores.
Felices por esta nueva etapa, los ahora esposos disfrutaron de una elegante recepción en el salón Alcázar, lugar al que acudieron sus seres queridos.

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