La titular de la Comisión de Readaptación Social, Gabriela Andalón Becerra, manifestó que buscan etiquetar recursos en el 2015 para mejorar el equipamiento de las cocinas de los penales.
Explicó la funcionaria que trabaja en conjunto con la Fiscal de Reinserción Social, Marisela Gómez Cobos, para elaborar un proyecto ejecutivo para apartar recursos en el presupuesto del año siguiente.
Recordó que durante la visita que realizaron a las cocinas de los reclusorios encontraron diferencias en las instalaciones de cocina, las cuales son propiciadas por el deterioro de uso y paso del tiempo.
Mientras que la cocina instalada en el complejo penitenciario de Puente Grande tiene distintivo de calidad tipo “H”; la del reclusorio preventivo sólo tiene mejoras correctivas en los últimos 30 años.
Estas fueron las conclusiones a las que llegaron tras la intoxicación alimenticia que sufrieron los internos en mayo en Puente Grande, por lo que buscan evitar que se registre una situación similar.
Andalón Becerra explicó que durante el recorrido realizado también se percataron del impacto que genera la sobrepoblación en los centros penitenciarios, al detonar la carga de trabajo en el área de alimentos, y por tanto disminuye la calidad en el manejo y preparación de los alimentos.
Por otro lado, el diputado Juan José Cuevas García pidió que a través de la Comisión correspondiente, se solicite información para conocer los avances en el caso de un joven al que sacaron los ojos en el reclusorio municipal de Puerto Vallarta.
Intoxicación en mayo
A causa de algún alimento, 450 reos del Reclusorio Preventivo ubicado en el complejo Penitenciario Puente Grande presentaron un cuadro de intoxicación.
La tarde del 25 de mayo unidades de servicios médicos de varias corporaciones ingresaron al sitio cuya entrada se ubica por la carretera libre a Zapotlanejo.
“De las 450 personas intoxicadas sólo 170 han requerido atención, y esa atención es hidratación oral”, dijo ese día Yannick Nordin, director del Sistema Integral de Urgencias Medicosanitarias.
Algunos presentaban cuadros diarreicos, con deshidrataciones. Los rehidrataron con sueros y les administraron antibióticos.