Flores como cempasúchil, mota de obispo y nube son sembradas en Río Grande por algunos agricultores de la comunidad, para que después formen parte de las ofrendas en honor a los difuntos.
En la comunidad de Río Grande, uno de los principales oficios es la agricultura, tanto de flores como de verduras, aunque actualmente se está quedando sin sembrar 60 por ciento del total de la superficie.
José Merced Tafolla, quien vive en la avenida Miguel Hidalgo del Río Grande, es uno de los pocos que aún se dedica al campo, él es la quinta generación de su familia que para vivir siembra en un pequeño terreno.
Se siembran tres tipos de flores para esta temporada: cempasúchil, que es la que más se vende; la mota de obispo, que es la morada, y la nube o también conocida como rocío. “La flor de cempasúchil se siembra en junio, tarda 5 meses en germinar y crecer y la flor blanca es de 2 meses”, señaló don José.
El agricultor informó que se vende la flor por surco y cada uno se oferta a 700 pesos, “pero viene el comprador a regatear y viendo la situación uno se va arriesgando y le va bajando al precio”.
QUEDAN MUY POCOS
Algunos campesinos platicaron que quedan cerca de 800 personas del Río Grande que subsisten gracias a la agricultura de flores y hortalizas, que es en su mayoría lo que se siembra en esa zona.
“Es la herencia que nos dejaron nuestros antepasados, es bonito y saludable trabajar la tierra, además el campo se llena de colores en esta temporada del año y luce muy alegre”, platicó un ciudadano.
Don José Merced platicó que sus hijos ya no quisieron dedicarse al campo. “Tengo 8 hijos y una hija y de un pequeño pedazo de tierra los alimenté, vestí a todos y les di estudios, ninguno quiso seguir sembrando, algunos estudiaron, otros trabajaron en otras cosas y 4 de ellos emigraron”.
También comentó que la jornada es de 8 de la mañana a 2 de la tarde y el patrón paga al jornalero unos 150 pesos, es por eso que los jóvenes ya no quieren trabajar en el campo. “Si rentas el terreno no tiene un horario de entrada o salida ni patrones, uno trabaja desde que el sol sale hasta que el sol se mete, pero descansamos y luego regresamos otro ratito”, aseguró.
ventas bajas
José Merced Tafolla explicó que este año las ventas de flores han estado muy bajas y eso le preocupa, ya que gastos como la compra de semillas, el fertilizante, los insecticidas, y otros factores como el mal tiempo y la competencia no hacen fácil la vida del agricultor.
“Uno se acostumbra a esto, en esta cosecha se nos vino un granizal y creíamos que no iba a reproducirse, pero el Señor es muy grande y a nadie deja sin proveerse, pero hay que guardar el colchoncito para estar comiendo y vistiendo a la familia, hay que esperarse otra vez 4 meses para volver a cosechar”.

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