Miguel Márquez Márquez
Yo sí te invito con gusto
dijo La Muerte, paciente.
Deja acabar, no me asusto,
respondió Márquez, renuente.
Para conservar el cuello
se escondió, nomás faltaba
¡fue al informe de Botello,
dónde nadie lo esperaba!
Éctor Jaime Ramírez Barba
Con su certero diagnóstico,
enfrentado a un caso urgente
no acertaba en el pronóstico:
¿cuál ha de ser mi paciente?
Y mientras reflexionaba
(o Guanajuato o León,
a cuál de los dos curaba)
La Muerte hizo su elección.
Ismael Pérez Ordaz
El alcalde de Celaya
buena fama se ganó
desde el norte a la playa
ya el mundo lo conoció.
A Ismael lo grabaron
en indecorosa proposición,
los del Cabildo lo apoyaron
ahí estuvo su perdición.
Es que un legislador federal
le prometió un “agasaje”
pero el gobierno municipal
debía darle un porcentaje.
Pobrecito del Alcalde
nada de dinero le llegó
y sin poder moche darle
la Catrina se lo echó.
Gabriel García Márquez
Mariposas de Macondo
aletearon compungidas
es que Gabo caló hondo
a lo largo de su vida.
Pero La Muerte ¡qué horror!
se lo llevó, despiadada.
No me agredan, por favor
al fin ya estaba anunciada.
Luis Alberto Villarreal
Pobrecito del diputado
los trapitos le sacaron
y además de lo quemado
de la escena lo desplazaron.
La Catrina está contenta,
con Alberto al fin cargó,
había perdido ya la cuenta
de las veces que lo intentó.
Como todo buen taurino
a los moches sí burló
pero por andar de ladino
‘la Montana’ lo acabó.
Villarreal y sus amigos
ya sin mujeres quedaron,
pues con todos sus enredos
la gubernatura les ganaron.
Fernando Bribiesca Sahagún
Fernandito estaba listo
por la Alcaldía iba ya,
Martita lo impulsaba
a conquistar su Celaya.
Primero se hizo diputado
y en campaña se la pasó,
anduvo de lado a lado
de todo lo que pudo se colgó.
Al PAN le hizo ojitos
luego al PRI se acercó,
a verdes dejó fritos
y a la candidatura se acercó.
La tilica armó una gresca
se lo llevó al panteón,
y los hermanos Bribiesca
enterraron su ilusión.