Nunca será lo mismo encontrar un tumor pequeño en el colon o recto, a toparse con una enfermedad en condiciones muy avanzadas que requieran, además de la cirugía, quimioterapia y radiación; o, en casos extremos, que se encuentre metástasis en otros órganos del cuerpo.
Este tipo de cáncer ha escalado en los últimos 20 años y está entre el tercer y cuarto lugar en incidencia y mortalidad en México, después del de mama y próstata, y su incidencia se ha incrementado durante los últimos 25 años. En la actualidad existe una deficiencia en las revisiones a partir de los 50 años y hasta los 75 años.
“A cierta edad está el riesgo latente de desarrollar cáncer de colon o recto y esto se constata con las revisiones. El chequeo contribuye a que el impacto en la mortalidad de los pacientes disminuya”, comparte Jesús Alberto Limón Rodríguez, oncólogo.
En el norte del País existe una discreta predisposición para desarrollarlo, comparada con los estados del centro y sur, muy probablemente debido a los hábitos de alimentación, que son semejantes a los de Estados Unidos en cuanto a grasas saturadas, además del tabaquismo y alcohol.
“La obesidad y sedentarismo; y la ingesta de carnes rojas, en contraste con pocas frutas y verduras, son piedritas que van allanando el camino para llegar a padecer cáncer de colon y recto en algún momento de la vida. Incluso a los pacientes sobrevivientes se les instruye mantenerse en un peso adecuado para evitar recaer.
“No son absolutos, pero sí pueden funcionar como un switch que se activa, sobre todo en personas que traen en su genética la predisposición a desarrollar lesiones cancerosas”, explica.
Dentro del universo de la población, hay un pequeño porcentaje que se da más en los hombres, pero según las estadísticas, en Estados Unidos se reportan entre 140 mil casos de cáncer de colon y recto al año, una cifra muy alta, advierte Limón Rodríguez.
Otros estudios muestran cómo ha sido el comportamiento de este cáncer desde los 80 hasta el 2006, y se ha encontrado que en algunos países de Europa el porcentaje ha ido a la baja, no así en México, Chile y China, en donde probablemente no se implementan las medidas de protección del organismo.
En medicina se maneja el concepto de cáncer de colon y recto como una sola enfermedad, aunque anatómicamente son diferentes.
“Para fines de pronóstico y tratamientos son muy semejantes, porque la parte final del colon desemboca en el recto, entonces, lo que consideramos como tejido propenso para desarrollar un tumor es el mismo. La única diferencia es que el recto se encuentra fijo en alguna zona de la pelvis, y el colon tiene una mayor movilidad que su funcionamiento requiere”, explica.
Padecer los dos males al mismo tiempo es extremadamente raro, a menos que sea una persona con predisposición a desarrollar pólipos en cualquier parte del colon, pero es una posibilidad de un 10 a 15%.
Revisión
Para detectar los síntomas influye en dónde está localizado el tumor. Por ejemplo, los pacientes que desarrollan cáncer de colon del lado izquierdo (el colon se divide en cuatro partes) son indicios relacionados con una obstrucción, es decir, de una historia de estreñimiento, alteración en las evacuaciones y heces encintadas o evacuación que se presenta muy aplanada o delgada.
“Lamentablemente, en el colon derecho este tipo de tumores puede alcanzar tamaños impresionantes, porque las características de la evacuación son de mucho menor consistencia como para generar algo de obstrucción y esto genera que no existan síntomas y se encuentren enfermedades tumorales muy avanzadas”, aclara.
Otros focos de alerta para investigar son sangrados rectales y evacuación entintada de sangre, y no sólo pensar que son hemorroides y por eso está sangrando.
El dato
La gran mayoría de los casos de cáncer de colon y recto se consideran esporádicos y ocupan el 80% por ciento; el 10 es por cuestiones hereditarias, y un 3% se genera de otras enfermedades, como Crohn y CUCI, que son procesos inflamatorios en esa parte del tubo digestivo que a largo plazo pueden contribuir a desarrollar un tumor.