Todos apuntamos las lámparas a una escultura de mármol con forma de una mujer. Augusto Ajcá, el guía en este inusual recorrido nocturno de necroturismo, nos advierte que estamos ante la tumba estrella del Cementerio de Quetzaltenango en Guatemala, fundado en 1840.
La tumba más visitada pertenece a Vanushka, una gitana de origen húngaro que se convirtió en leyenda. La joven, supuestamente dueña de una belleza desbordante, trabajaba en un circo al que, una noche, acudió el hijo del gobernador. Se enamoraron perdidamente pero sus familias, de distintas tradiciones, se opusieron.
El novio fue enviado a Europa y Vanushka, desconsolada, murió de amor.
“La tradición dice que el espíritu de Vanushka ayuda a las personas con amores difíciles”, explica Augusto. “Hay que dejarle una flor en su tumba y pedir un deseo. Si se cumple, debes regresar a agradecerle a Vanushka… y no hay que hacer esto a la ligera”.
Hay luna y hace frío. Un par de policías nos acompañan en el peculiar tour pues se ha reportado que saqueadores, algunas veces, se arriesgan a ingresar al camposanto cuando cae la noche. Pero eso no da miedo. Aquí perturban más los muertos que los vivos.
En el grupo hay quien decide acceder a la superstición de la gitana y coloca una gerbera a su lado.
La escultura de Vanushka sobre la tumba está completamente rayada con frases de amor. Se ha convertido en una peregrinación casi obligatoria para los enamorados guatemaltecos.
Pero no todo aquí gira en torno a Vanushka. Con la guía de Augusto, recorremos cerca de 20 criptas, tumbas y mausoleos del lugar que pertenecieron a personajes de abolengo de la ciudad, la segunda más importante de Guatemala, corazón de la cultura maya.
Se trate del lugar donde descansan restos de políticos, escritores o empresarios, por lo que siempre hay alguna explicación histórica, cultural y arquitectónica. Hay desde sencillos nichos sencillos hasta fastuosos mausoleos con elementos masónicos o influencias neoclásicas y neogóticas.
Vestimos suéteres, chamarras y zapatos cómodos, como nos solicitaron. Y qué buena recomendación, pues, de repente, para darle más dramatismo al ambiente, comienza a llover.
Además de éste, se ofrecen dos necrotours más: uno se enfoca netamente en relatos de fantasmas y el otro se realiza para fotógrafos profesionales. Cualquiera dura un par de horas y se pueden realizar desde que oscurece hasta medianoche.
Aunque en Europa se pueden visitar panteones desde mucho años, el de Quetzaltenango es pionero en la región; se hacen recorridos desde hace apenas dos años.
“Es muy popular. A la gente le gusta mucho esto de los espantos”, ríe el experto.
De vez en cuando se escucha el aullar de un perro o las hojas de los árboles moverse con el viento. Esta experiencia no es para las personas que se espantan fácilmente.
“Si llegan a ver a una persona que no esté en el grupo, no la vean directamente a los ojos. Puede ser un espíritu. Y si lo ves directamente, le entregas tu energía”, advierte Augusto pausando sus palabras.
Los recorridos se contratan con los guías directamente (facebook.com/caminandoconaugusto) y cuestan entre 50 y 80 quetzales (entre 90 y 140 pesos) dependiendo la fecha y el número de personas.
¿Qué más hacer?
En el departamento de Quetzaltenango, el día también ofrece varias actividades:
– Visitar la Laguna de Chicabal. Es uno de los sitios más sagrados para los mayas y allí se realizan ceremonias tradicionales.
-Ir a las Fuentes Georginas. Es un lugar de descanso, con piscinas y fuentes cuya agua es calentada naturalmente por el Volcán Zunil.
-Probar el chocolate local. La casa Doña Pancha (10 Calle, 16-67 zona 1, Ciudad de Quetzaltenango) fabrica chocolate desde 1970.
-Recorrer la ciudad. El Tranvía de los Altos (tranviadelosaltos.com) muestra Quetzaltenango a los turistas bajo la guía de expertos en historia.