El culto a los muertos proviene desde la época prehistórica hasta nuestros días; sin embargo, ha sido una tarea difícil la conservación de las ceremonias y sus elementos sagrados; en Michoacán, “velación de las ánimas”, en purépecha Anemicha Kejzitakua, es un legado de orgullo.
Así como ustedes rinden tributo a sus seres queridos que se han ido de este mundo, los antepasados lo hacían con sus dioses; por ejemplo, los aztecas veneraban a Mictlantecuhtli (Señor de la Región de los Muertos); los purépechas a Cuerauapperi (Madre de los Dioses y Potestad sobre la Vida y la Muerte); los mayas a Ah Puch (Dios Maya de la Muerte).
Periodo clásico
Durante el periodo clásico se creaban tumbas para los plebeyos en pirámides o yácatas, en el caso de esta región, ahí se depositaban los restos y algunas propiedades de los difuntos con la intención de que las siguieran usando en la otra vida.
Al igual que ahora, se colocaban algunos alimentos para nutrir el espíritu de la persona fallecida; entre los elementos sagrados que habían de integrarse en una ceremonia prehispánica eran: fuego (personificado con la quema de copal en una vasija de barro); agua, colocada en un recipiente de alfarería artesanal; la tierra y el aire, no se simbolizaban, pues estaban en ellos.
Posteriormente se integró la flor de “cempoalxóchitl o cempasúchil”, que en náhuatl significa flor de 20 pétalos y nombrada “apatzekua” en purépecha; aún es cultivada en los pueblos indígenas de Michoacán para honrar a sus muertos en la ceremonia del día 2 de noviembre.
Época de la Conquista
A la llegada de los españoles en 1521, los frailes modificaron el culto de los nativos con la intención de evangelizarlos, debido a esto incorporaron elementos de la religión católica a este culto autóctono. El fuego que era utilizado por los indígenas fue reemplazado por velas y veladoras, mientras que el aire fue figurado con papel picado (papel de China).
El México contemporáneo
Ante la falta de conocimiento sobre esta práctica cultural en México, cada vez se integran más elementos ajenos, ejemplo de ello son espejos, aguamaniles, jabón, toallas y hasta calabazas.
A pesar de la aculturación hay elementos que aún se conservan desde la época de la Conquista con el papel picado, cabe mencionar que los colores utilizados, como son azul, verde, amarillo y morado, son la presentación de la bandera purépecha que a su vez simboliza a las cuatro regiones indígenas en Michoacán, Zona Lacustre, Meseta Purépecha, Cañada de los 11 Pueblos y La Ciénega.
Otro aspecto a destacar en los altares son los niveles que se utilizan, por lo que el investigador Fernando Tejeda explicó que los siete escalafones fueron establecidos por la Iglesia Católica, figurando los siete pecados capitales (lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia), aunque en la tradición antigua sólo se consideran tres.
1 nivel: para niños (primera etapa).
2 niveles: para jóvenes (etapa intermedia).
3 niveles: para adultos (etapa final).
luchan por tradición
Desde hace años la mayoría de las instituciones públicas y privadas de este municipio se han dado a la tarea de rescatar esta tradición, realizando un sinfín de altares y eventos alusivos, pero en el afán de buscar interés entre la población han adoptado esta práctica a manera de concurso, a veces incentivando monetariamente a las personas para que se atrevan a participar, lo lamentable es que el verdadero significado de esta ceremonia se va quedando atrás.
Velación de ánimas
El culto a los muertos proviene desde la época prehistórica.