Cientos de celayenses disfrutaron y celebraron el Día de Muertos en los panteones, pasando un día familiar con los seres queridos que ya no están entre los vivos, pero aún se les recuerda.
Desde muy temprano la gente comenzó a llegar a los panteones norte y sur de la ciudad, para recordar a sus seres queridos, recordar anécdotas y poner en orden su lugar de descanso.
La venta de flores, comida y algunos alfeñiques fue lo que se pudo encontrar afuera del panteón, además en los pasillos había arreglos florales, la banda, mariachi y el ambiente familiar.
La familia Silva Martínez, fue a celebrar con su padre el señor Javier Silva al panteón con una comida, pero además lo celebraron con lo que más le gustaba: la banda.
“Hoy es algo fuerte, porque tenemos ocho meses que falleció mi papá, es primera vez, y lo volvemos a recordar, y sí nos duele porque está reciente, pero es lo que le gustaría; lo enterramos con banda y el día de hoy lo celebramos con banda”, comentó su hijo, Javier Silva.
Expresó que desde muy temprano llegaron y arreglaron el lugar de descanso con rosas blancas y rojas; hace días se pusieron de acuerdo con toda la familia para realizar una comida y al son de la banda seguir festejando a su padre.
Algunos optaron por sólo estar reunidos en familiar, recordando historias y orar por sus familiares, como la familia Peñaflor Vázquez.
“Vamos a misa, y a hacer oración por ellos, y venimos aquí al panteón para estar un ratito con la familia, hacemos una oración y estamos con ellos”, dijo María de la Luz Peñaflor Vázquez.
Para los vendedores fue un día bueno, pues las ventas superaron las expectativas, sobre todo en a las flores que fue un producto muy demandado.
“Ha estado muy bien, hasta ahorita sí hay venta, está muy bien”, dijo Fernando Estrada, vendedor.
Los precios estuvieron desde los 40 a 80 pesos por docena.
“Invita la muerte a reflexionar”
El obispo de la Diócesis de Celaya, Benjamín Castillo Plascencia invitó a los cristianos a reflexionar sobre la vida que llevan, esto en el marco del Día de Muertos.
El Obispo comentó que ésta es una fiesta que indica la finalización de varias cosas, como la última fiesta de la Santísima Trinidad y Cristo Rey, y la aproximación del fin de año.
Dijo que la fecha genera pensamientos y reflexiones, de averiguar si la vida que llevamos es la correcta.
“Es una fiesta, queda en un recuerdo, yo he pensado que la muerte de un hermano es la palabra de Dios que nos invita a pensar cómo vivo yo, cómo estoy actuando con los demás, si pienso en la comunidad, o si soy egoísta, si pienso en mi ganancia, entonces la muerte no es sólo la fiesta, sino ver cómo estamos viviendo”, comentó.
Expresó que la sociedad debe hacer un cambio, pues se ha generado una cultura de muerte, en donde los crímenes son el primer lugar en generar decesos.
“Si de veras esperamos la vida eterna, para nuestros hermanos y nosotros, que en realidad la merezcamos, que esperemos eso, vale la pena un cambio de vida, no es nada más recordar las calaveritas, debemos pensar que un día nos va llegar y se debe hacer un cambio.
Comentó que el cambio se debe hacer con esperanza y amor, recordar en este día a nuestros seres queridos, y pedir por ellos y por uno.
“Es un día en que recordarás a tus familiares, con tristezas porque nos hacen falta, todos sentimos, pero no como si no tuviéramos esperanza, ponemos las manos de Dios y esperemos que ya estén gozando con él y que estén orando por nosotros, para tener ventaja, un día vamos morir y esperar que lo que pedimos por ellos sean para nosotros”, concretó.