El crecimiento de la delincuencia y la consecuente desconfianza hacia las autoridades fueron vaticinados por el policía investigador Eduardo Esquivias Jaime, antes de su muerte.
Ayer se cumplieron seis años de que el agente falleció a causa de heridas de bala que sufrió en el cumplimiento de su deber, cuya forma de deceso da un realce trascendental a lo que en vida escribió .
Su familia lo recuerda con la lectura de sus textos, publicados de forma póstuma en cinco tomos, cuyos ejemplares han sido distribuidos entre amigos y familiares.
“¡Alto, Poesía!”
“Si la seguridad pública pierde eficacia, la ciudadanía, víctima del desborde criminal, retira su confianza, su credibilidad del aparato estatal”, escribió Eduardo, en uno de los textos recopilados y publicados bajo el título de “¡Alto, Poesía!”.
Lalo, como lo llamaban sus hermanos y padres, era licenciado en Sociología y siempre tenía un libro en la mano, cuando no estaba de servicio.
Sus ideas
“La procuración de justicia debe restablecer el equilibrio roto por los depredadores, sin embargo, su capacidad limitada hace factible que un desmesurado incremento en las tasas de criminalidad la desborde”, escribió Eduardo poco antes de su muerte.
En sus escritos, el agente describe que la impunidad y corrupción son el alimento que hace crecer al monstruo de la delincuencia, monstruo que terminó arrebatándole la existencia.