Un miliciano de Hamas embistió el miércoles con una camioneta a una multitud que aguardaba un tren en Jerusalén, ataque en el que mató a una persona y causó heridas a otras 13. Horas después, el ejército israelí informó que un individuo palestino arrolló a un grupo de soldados en Cisjordania, causando lesiones a tres.
La policía identificó al conductor de la camioneta —quien murió a manos de la policía— como Ibrahim al-Akari, un palestino de 38 años.
Su esposa dijo que el hombre estaba molesto por una confrontación entre la policía y los palestinos en la mezquita de Al-Aqsa registrada horas antes y en la que se causaron daños al santuario. “Vio cómo fue quemada la alfombra de Al-Aqsa. La vio en su computadora portátil, en Facebook, y salió”, afirmó ella.
El movimiento extremista Hamas indicó que el ataque con la camioneta buscaba proteger el sitio más sensible y sagrado de la ciudad: el complejo conocido como la Explanada de las Mezquitas para los musulmanes y como el Monte del Templo para los judíos.
Inyectó también renovado fervor religioso a una oleada de inestabilidad azuzada por un fracaso en los esfuerzos de paz y un incremento en la construcción de asentamientos judíos en el sector oriental de la ciudad.
La violencia se extendió a Cisjordania el miércoles más tarde cuando un automovilista palestino estrelló su vehículo contra un grupo de soldados, de los cuales resultaron lesionados tres, informaron las fuerzas armadas israelíes. Buscaban al conductor, el cual se dio a la fuga.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu atribuyó el ataque a la incitación del presidente palestino Mahmud Abás “y sus socios de Hamas”.
“Nos encontramos en una larga batalla por Jerusalén. No tengo duda que ganaremos. Estamos desplegando todas las fuerzas necesarias para restaurar la calma y la seguridad en todas las partes de la ciudad, pero seguramente será una lucha prolongada”, expresó el mandatario israelí.
Israel lleva meses tratando de poner fin a la violencia en el este de Jerusalén, que comenzó en el verano pero que ha aumentado a raíz de tensiones relacionadas con el sitio sagrado. Previamente, la policía israelí había dispersado a decenas de palestinos enmascarados que tiraban piedras y petardos cerca del lugar en la Ciudad Vieja, antes de una visita de activistas judíos.
La vecina Jordania llamó a consultas a su embajador en Israel en protesta por las medidas policiales en el lugar, y presentó una queja ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Bajo un antiguo acuerdo con Israel, Jordania oficialmente es el custodio de los lugares sagrados musulmanes de Jerusalén, incluida la mezquita de Al-Aqsa.
“Hemos enviado varios mensajes a Israel, directa e indirectamente, para expresarles que Jerusalén es una línea roja (que no se debe cruzar)”, dijo el canciller jordano Naser Judeh, quien denunció “continuas infracciones e incursiones, y detenciones de fieles que desean rezar libremente”. Habló en una reunión en París con el secretario de Estado norteamericano John Kerry, quien dijo que conversaron sobre las tensiones en Jerusalén.
Kerry condenó lo que llamó “el ataque terrorista en Jerusalén”, y agregó que “la confrontación en la mezquita de Al-Aqsa también es de especial preocupación”.
“Los sitios sagrados no deberían convertirse en sitios de tensión, y es necesario que todas las partes tomen medidas concretas para disminuir las fricciones en esta situación”, afirmó Kerry, al tiempo que hizo notar que Estados Unidos está en contacto tanto con Jordania como con Israel en torno al asunto, y espera que “todas las partes se retiren y reduzcan estas tensiones”.
Stephane Dujarric, portavoz de la ONU, dijo que el organismo mundial “está sumamente consternado por la continua violencia y las tensiones que estamos viendo en Jerusalén”, y añadió que el secretario general Ban Ki-moon condenó enfáticamente el ataque palestino contra los peatones.
Dujarric dijo que las continuas provocaciones y restricciones en los sitios sagrados “deben ser atenuadas inmediatamente”.
En un comunicado, Nabil Abu Rdeneh, portavoz de Abás, también condenó las acciones policiales israelíes, pero no mencionó al ataque del conductor palestino.
En dicha agresión, la policía dijo que el conductor estrelló la camioneta primero contra los peatones que aguardaban a que el tren se detuviera. Luego dio marcha atrás, golpeando a varios coches en su camino. Después salió del vehículo y atacó con una barra de metal a civiles y policías que estaban a un lado del camino antes de ser muerto a balazos.
La parada de tren donde ocurrió el ataque del miércoles se ubica a lo largo de una línea no marcada entre Jerusalén occidental y el sector este capturado en la Guerra de los Seis Días de 1967.
El ataque del miércoles fue casi idéntico a uno registrado hace dos semanas en el que murieron dos personas, una niña pequeña y una mujer de Ecuador, también en el andén de una estación en Jerusalén.
Varios de los heridos son agentes de seguridad que habían sido enviados al lugar en respuesta de las tensiones recientes. La policía indicó que el hombre muerto por al-Akari era un integrante de la policía fronteriza paramilitar de la minoría árabe-drusa.
Hamas, que controla la Franja de Gaza, elogió los hechos como una “operación gloriosa” y exhortó a efectuar más atentados. El grupo dijo que al-Akari era miembro suyo, y que su hermano se encuentra exiliado en Turquía tras obtener la libertad en un canje de prisioneros en 2011. Saleh Aruri, comandante de Hamas en Cisjordania, reside en territorio turco.
Israel tomó Jerusalén oriental —con lugares sagrados para judíos, musulmanes y cristianos— de Jordania en la guerra de 1967. Los palestinos exigen el territorio para su futura capital. El destino de la zona es un asunto emocional para judíos y musulmanes y su futuro está en el centro del conflicto israelí-palestino.