Un grupo de casi 50 jóvenes se concentraron hace unos días en la zona peatonal de San Francisco, a convocar a sus iguales y a la sociedad a no conformarse con lo que el gobierno hace creer que está bien, a no consumirle a las empresas internacionales con las que el Gobierno ha vendido este país, la sociedad está llamada a pensar, razonar y a buscar la esperanza del mundo hoy, porque no pueden seguir desapareciendo jóvenes como los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Después de las 6 de la tarde, como lo anunciaron en redes sociales, se concentraron alrededor del asta Bandera de la zona peatonal, ahí tocaron los tambores, lanzaron sus canciones de esperanza en las que la letra habla de morir a los 33 años, hablaron sobre la Biblia y de Los Corintios, y en el nombre de Dios llamaron a abrir la mente, así se mantuvieron hasta poco después de las 7:30 de la noche.
No llamaron a cambiarse de religión, ni de hacer lo que otros pidan hacer, hay que aprender a razonar, exigir un basta a la corrupción, porque “los jóvenes estamos cansados de que nos digan que todo está bien, cansados de que nos quieran distraer; existe un olor podrido en el país que llega a lo más profundo de la casa, del ser, del corazón”, proclamaron las voces.
Se unen
Vestidos de negro y con un moño blanco, se presentaron en convocatoria pública a clamar por la educación y el razonamiento una y otra vez, a ser conscientes y preguntarse cuál es el México que quieren tener el día de mañana, ese México no se puede dejar en las manos de una sola persona, expresaron.
“Yo no nací sin casa, yo no nací sin fe, mi corazón pega fuerte…”, entonaron al ritmo de sus tambores y voces, cuando al inicio de la manifestación pacífica gritaron ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!, en referencia una vez más a los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa, situación a “la que no podemos seguir siendo
indiferentes”
Una de las jóvenes refirió que hay que vivir y conectarse a la realidad del país, ese es un compromiso de vida, así siguieron llamando a las conciencias por transformar a México con amor y con servicio al prójimo, la Revolución a la que se llama hoy no es con armas sino con conocimientos y razonamientos, con información y presencia, concluyeron.