Para la psicóloga Marcela Lechuga, la vida, con sus cosas buenas y malas, siempre es una oportunidad para crecer, por lo que, estima, concebir los momentos críticos como desafíos y no como amenazas, hace más terso el proceso de maduración hacia la adultez.
“Realmente coronar la adultez no tiene que ver con los años, sino con la capacidad de integrar las competencias y habilidades emocionales, sociales y cognitivas que requerimos para desempeñar nuestros múltiples roles de forma óptima e íntegra para nuestro bien y el de los demás”, aseguró durante su reciente visita a México para presentar su libro “Así es la vida” (Editorial Grijalbo).
En este proceso de maduración, utilizar el estrés que generan las situaciones adversas como el motor para emprender soluciones es una buena opción.
“La vida es estrés y el estrés es vida. El estrés no es nuestro enemigo, sino el aliado para crecer y madurar, para concretar nuestras metas, porque la vida constantemente nos va a estar enfrentando a retos, que están desde que nacemos hasta que morimos”, explicó.
Entonces, “los retos se pueden transformar en desafíos o amenazas”, dijo. Eso cada quien lo decide.
“La vida tiene siempre momento adversos, nadie tiene garantizado que no va a pasar por alguna situación o momento difícil, por lo tanto, la vida es incierta y somos vulnerables, por eso Así es la vida nos invita a ser protagonistas y no víctimas de ella”, concluyó.
Auxiliares
En el proceso de maduración, plantea la psicóloga Marcela Lechuga, se deben valorar varias competencias.
-Emocionales. Tienen que ver con cómo me relaciono conmigo mismo. ¿Me puedo autorregular? ¿Tengo claras mis motivaciones de vida?
-Sociales. ¿Soy honesto y considerado en mis relaciones con los demás? ¿Soy empático? ¿Sé liderar y pedir ayuda cuando la necesito? ¿Puedo poner límites, aceptar críticas y expresar emociones?
-Cognitivas. ¿Cómo percibo y describo lo que me pasa? ¿Cómo defino la realidad? ¿Puedo crear nuevas realidades para mi bien y el de los demás?