Cuando el personal de salud atiende a los pacientes con amabilidad y compasión, éstos con frecuencia sanan antes y sienten menos dolor y ansiedad, aseguran investigadores.
“Cuando la atención de la salud se ofrece con amabilidad y compasión tiene un efecto significativamente mayor que cuando se ofrece de una forma desapasionada que da por sentado que la conexión humana no tiene un beneficio”, afirma James Doty, fundador y director del Centro de Investigación y Educación sobre la Compasión y el Altruismo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
A pesar de que la medicina tiene el poder de curar, dice, la forma en que se administra puede hacer una inmensa diferencia.
Según Doty, la evolución humana podría ser la clave para explicar por qué la amabilidad importa en la atención de la salud. Eso se debe a que los humanos evolucionaron para incluir el cuidado de los hijos. Entonces, cuando alguien cuida a una persona necesitada, afirma Doty, el cerebro del paciente libera oxitocina, una hormona que hace “sentir bien”.
Eso podría ayudar a los pacientes a sentirse menos ansiosos y tensos, lo que se traduce en una percepción más baja del dolor.
Ofrecer una atención compasiva es sencillo, asegura Doty. Por ejemplo, los que lo practican saben inclinarse hacia el paciente, dando al paciente el mensaje de que el médico u otro proveedor está interesado.
“Sabemos que se puede expresar la preocupación mediante un simple contacto”, comenta Doty.
El personal también puede ayudar al paciente a sentirse atendido cuando evitan la impresión de tener prisa, indica.
De acuerdo con Doty, cuando los pacientes consideran que el proveedor de atención de la salud es compasivo mejoran las probabilidades de que el paciente siguiera las recomendaciones de un médico.

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