Comerciantes foráneos deben movilizarse en el primer cuadro de la ciudad para poder vender, como ya se sabe, la Dirección de Reglamentos les prohíbe colocarse en un lugar de manera permanente.
Es la primera vez que Adrián y su tío visitan La Piedad, queriendo probar suerte venden pencas de mezcal que hornean y para poder trasladarlas de un lugar a otro requieren de una carretilla.
Han acudido a otros lugares y aseguran que en ninguno son tan especiales como aquí, sin embargo, obedecen las indicaciones de las autoridades aplicando el dicho de “a la tierra que fueres haz lo que vieres”.
A pesar de esta situación pretenden estar en La Piedad por más de ocho días. “Algunas personas que se acercan a comprar es porque ya han probado el mezcal, a otros hay que darles la prueba para que se animen a comprar”, comenta Adrián.
Durante los días siguientes deambularán por las principales calles de la ciudad, para aquellos que deseen probar y consumir el mezcal… aguas, no es bebida, para aquellos que se andaban apuntando, son pencas de maguey cocidas con piloncillo, y por supuesto, el ingrediente secreto de estos ambulantes queretanos.

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