Los negocios tradicionales de artículos de piel, compuestos generalmente por familiares, están en riesgo de desaparecer.
La zona de El Coecillo, lugar que se caracteriza por contar con varias familias que se dedican a fabricar estos artículos, ha sido testigo de la quiebra de este tipo de negocios, conocidos como picas.
Las ventas de bolsas para dama, cinturones, morrales, chamarras y zapatos elaborados en esos talleres han bajado hasta 50%, de acuerdo a los fabricantes.
Las causas, aseguraron, van desde la entrada de grandes empresas a León y la situación económica del país, hasta la importación de productos chinos de piel sintética que proliferan en los establecimientos comerciales.
Desde hace 20 años la familia Cervantes se ha mantenido de la fabricación de artículos de piel en El Coecillo. Juan Carlos, el papá, trabaja con su esposa Georgina y sus hijos Ulises y Pablo.
Pero de las 300 bolsas para dama que aún vendía hace dos años por semana, el número bajó a 150.
“Hay menos venta, producimos menos por lo mismo de que no hay mucho movimiento en la Zona Piel, sí hay turismo, pero lo que no traen es dinero para comprar el producto que nosotros fabricamos”, lamentó el jefe de familia.
“La situación económica nos afecta, a nivel nacional es esto. Hace dos años vendía más o menos bien, estábamos en noviembre y estábamos trabajando al 100 %, y ahora estamos trabajando al 50”, aseguró.
La baja en la producción ha originado que Juan Carlos Cervantes haya tenido que dejar de emplear a miembros de su familia, pero tiene la esperanza de que la temporada de fin de año les traiga mejores resultados.
“Ir aguantando, irse limitando en gastos y aguantar, porque he visto en algunos otros piqueritos que han quebrado por la situación, y los turistas quieren que les demos más barato y a nosotros el material nos lo dan a mismo precio o a veces nos lo aumentan, pero le hemos estado echando ganas para sobrevivir”, dijo.

Ganan mercado los chinos

Hugo Pineda tiene un negocio que administra junto con su esposa Hilda Margarita Torres Soto.
Para ellos el declive se viene dando desde hace tres años, y ha habido poco trabajo para sus familiares y amigos.
“Ha disminuido bastante, este año ha sido el más malito de los últimos tres años malos, cada vez ha disminuido más (la producción de calzado)”, aseguró el fabricante.
“Yo pienso que es a causa de la importación del producto chino que trae mejores herrajes y mejores cosas, pero no deja de ser sintético”, consideró.
Ahora solamente puede ofrecer empleos de manera temporal, y para revertir el mal momento recurren a ofrecer productos que no sean sintéticos.
“Seguimos echando piel, porque la mayoría echa sintético, para poder competir y que los clientes vean que lo mío es piel.
“Muchas personas han dejado de hacerlo o se van al sintético, seguido no hay cuero”, lamentó
La familia Pineda solía producir unas 500 bolsas a la semana hasta hace tres años. Para este 2014, su producción bajó a 250.

‘No anda muy bien la cosa’

En El Coecillo hay picas con un solo trabajador. Es el caso de Nicolás Méndez Pérez, quien desde hace 20 años elabora bolsas y chamarras en un pequeño taller donde apenas cabe una máquina de coser.
“Trabajo la bolsa, el zapato, la chamarra. No anda muy bien la cosa, está fregado el negocio, no hay pedidos”, dijo.
Aseguró que la producción de 300 bolsas se redujo a 40 en dos años.
“Yo pienso que las empresas mayores están acabando con la Zona Piel. Yo creo que las piquitas estamos ya nada más dando patadas de ahogado”.
“Han disminuido las ventas un 100 %, ya no hay negocio, hace dos años atrás teníamos mucho trabajo. Y no podemos hacer de más porque el día que nos piden ya no vamos a tener para hacerlas, entonces tenemos que ir tanteando porque no pagan de contado, pagan en abonos”.

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