En el marco del Paro Cívico Nacional para demandar la aparición de los 43 normalistas desaparecidos, alrededor de 40 mil personas en ciudades de 20 estados —incluyendo el Distrito Federal— realizaron marchas, bloqueos y paros. Algunos terminaron en actos de vandalismo como en Guerrero, aunque también hubo momentos de tensión en Oaxaca y Chiapas.
La marcha que protagonizaron maestros disidentes, estudiantes, padres de los 43 normalistas desaparecidos para exigir su presentación con vida, y por el 1 de diciembre terminó con actos vandálicos en la sede de la Procuraduría General de Justicia de Guerrero.
El saldo de la jornada fueron daños en oficinas y vidrios rotos de la procuraduría local; 19 vehículos dañados, cinco de ellos fueron incendiados con bombas molotov —dos patrullas de la Policía Ministerial y una Suburban blindada, entre otros—, así como destrozos a papelería y mobiliario.
Antes normalistas y maestros “se llevaron” la patrulla con el número 3 al detener su paso y bajar al uniformado que la conducía, sin que ninguna autoridad lo impidiera. Los manifestantes la abordaron de inmediato e hicieron pintas en el número de identificación para dejarla como la “43”.
Los trabajadores de la Procuraduría fueron desalojados por los embozados entre gritos de “asesinos”. También salió un grupo de soldados que se encontraba en el inmueble.
El momento más álgido fue cuando comenzaron a oírse una serie de disparos. Se trató de cartuchos útiles que se encontraban en las patrullas que al momento de la conflagración detonaron por el intenso calor. El incendio de los vehículos fue a escasos metros del almacén de municiones de la dependencia. En un altavoz, los maestros dijeron que los vándalos eran infiltrados, que no tenían nada que ver con la movilización pacífica a la que convocaron.
Antes de los destrozos, Felipe de la Cruz, representante de los padres de los normalistas, dijo que este lunes comenzó una nueva jornada de lucha y exigieron la presentación inmediata de los estudiantes. “Hoy los padres de familia desconocemos al gobierno de (Enrique) Peña Nieto, porque ha sido rebasado. En la residencia oficial de Los Pinos le dijimos que si no era capaz de darnos respuesta se fuera. Hoy exigimos su salida”, dijo.
Expresó que más de 63 días de agonía, los han llenado de rabia y de coraje, por ello fueron a la procuraduría estatal donde está lleno de gente corrupta porque llegó la hora de ajustar cuentas.
“Hoy los padres de familia nos encontramos en este lugar para exigir la inmediata presentación de nuestros 43 jóvenes desaparecidos por los policías de Iguala. A nosotros no nos interesa a quién se los entregaron… Hoy definitivamente se ha acabado la tolerancia y la espera, por eso las familias que estamos en este lugar desconocemos a su gobierno”, aseguró De la Cruz.
La marcha a su paso cerró tiendas comerciales y de comida rápida. Los encapuchados dieron cinco minutos al personal y clientes para salir de los comercios o “se atendrían a las consecuencias”; la avanzada estaba conformada por maestros de la región de la Montaña y estudiantes, quienes llevaban el rostro cubierto y portaban palos, varillas y un pico. Un de par de inconformes llevaban rifles AK-47 “hechizos”, hechos con madera y lámina.
En Guadalajara, Jalisco, se realizaron dos manifestaciones que reunieron alrededor de ocho mil personas. En Oaxaca, organizaciones sociales y la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), bloquearon carreteras, tomaron centros comerciales y cerraron el aeropuerto internacional Benito Juárez por cuatro horas.
Profesores del istmo de Tehuantepec de la Sección 22 del SNTE suspendieron clases en 14 mil escuelas de nivel básico, lo que afectó a un millón 300 mil alumnos; alumnos cerraron la Universidad Benito Juárez que dejó sin clases a 25 mil jóvenes. Asimismo, los profesores tomaron las instalaciones de la Agencia Estatal de Investigaciones.
En 24 comunidades chiapanecas, alrededor de siete mil personas se manifestaron, bloquearon carreteras, entre ellas las que comunican hacia la frontera con Guatemala, tomaron oficinas gubernamentales, negocios y bancos.
La manifestación de al menos tres mil estudiantes normalistas y universitarios en Xalapa, Veracruz, se salió de control y un grupo de anarquistas atacó oficinas gubernamentales, periódicos e incluso una sucursal de la cafetería La Parroquia.
Un contingente de unas mil 500 personas en las ciudades de Morelia y Lázaro Cárdenas, Michoacán, se sumó a las movilizaciones y realizaron pintas en monumentos históricos, además miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) bloquearon un tramo de la carretera que une a Michoacán con Colima.
Alrededor de tres mil personas marcharon por calles de Monterrey, Nuevo León. Mientras que en Puebla se reporta que marcharon unas tres mil 500 personas. En Hermosillo, Sonora, alrededor de 50 personas se manifestaron y tomaron por unos minutos las instalaciones del PRI estatal. Mientras que en Culiacán, Sinaloa, alrededor de cien maestros de la CNTE, se manifestaron en la explanada de la Secretaría de Educación Pública y Cultura, y se manifestaron frente a la catedral.

También se registró violencia en el DF

La megamarcha en el Distrito Federal, convocada para exigir el regreso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, de nuevo fue opacada por el vandalismo generado por grupos autodenominados anarquistas.
A las afueras del Senado, un grupo considerable de manifestantes fue encapsulado luego que se registrara una serie de actos vandálicos a la altura del Ángel de la Independencia.
Sobre Paseo de la Reforma, varios negocios, y todo lo que estaba a su paso, sufrieron destrozos de encapuchados.
La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito federal reportó que el saldo de la gresca que sostuvieron con un grupo de aproximadamente 15 personas embozadas fue de tres hombres detenidos, quienes fueron presentados ante el Ministerio Público. Asimismo, siete sucursales bancarias y cuatro establecimientos comerciales presentaron daños y destrozos, detalló.
Organizaciones identificaron a los detenidos como Damián Reyes Lara, de la Facultad de Filosofía de la UNAM; Javier Flores, de la Vocacional 9, y Óscar Espinoza Triguero, del CCH-Oriente; además de dos mujeres lesionadas.
Tras una marcha pacífica del Zócalo capitalino al Ángel de la Independencia, en la que los padres de los normalistas hicieron un llamado para no caer en la provocación de infiltrados, los anarquistas aparecieron.
Elementos de la policía capitalina llegaron por Florencia y persiguieron al grupo hasta llegar al Senado donde cerca de 700 elementos encapsularon a los manifestantes. Personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) intervino para evitar una detención masiva, incluso, luego de varios minutos, los visitadores lograron que los policías abrieran el paso. Asimismo, un grupo de observadores del Alto Comisionado de Naciones Unidas estuvo presente.
Fue hasta después de las 22:00 horas cuando la totalidad de los jóvenes que fueron “encapsulados” por granaderos del Distrito Federal desde Paseo de la Reforma y la calle París, entraron en grupos de 20 en 20 a la estación del Metro Hidalgo, luego de que otros causaron destrozos en comercios y sucursales bancarias desde avenida Chapultepec y Florencia, hasta Paseo de la Reforma, donde se encuentra el centro comercial Reforma 222.
Escoltados por personal de la CNDH los jóvenes que dijeron ser estudiantes del Politécnico o la UNAM, aseguraron que no fueron los que provocaron los actos vandálicos. Frente a la sede del Senado, una mujer que dijo llamarse Rosalinda Rojas fue descalabrada, y dijo que fueron detenidos su hijo Rafael Yair Rojas y su esposo Sergio Siller.
Ante la solidaridad de todo el pueblo mexicano para encontrar con vida a los 43 normalistas desaparecidos, la renuncia del titular del Ejecutivo fue una de las demandas a la que asistieron alrededor de 7 mil manifestantes —según cifras oficiales—.
Desde las 16:30 horas el contingente que encabezaron los padres de los normalistas desaparecidos, salió de la plancha del Zócalo, pasando por la calle 5 de Mayo, avenida Juárez y paseo de la Reforma hasta llegar al Ángel.
“Estamos desesperados por el regreso de los 43; solicitamos al pueblo de México su solidaridad para localizarlos”, fue el apoyo que pidieron durante todo el trayecto.
La consigna fue clara: “No vamos a descansar hasta encontrarlos. No llamamos a ningún movimiento armado, llamamos al pueblo a una revolución con inteligencia, sin armas”.
Durante el recorrido la voz de los padres desesperados por saber de sus hijos desaparecidos fue una sola.
Por más que cuidaron que grupos anarquistas no se incorporaran al contingente, fue inevitable, y los encapuchados tomaron la retaguardia de la manifestación. “No vamos a permitir infiltrados para que aprovechen y hagan desmanes”, gritaban por la vanguardia.
A su llegada al Ángel el eco sobre Reforma fue: “Rompimos el miedo de salir a las calles”. Al subir al templete, Clemente Rodríguez, padre de Cristian, uno de los normalistas desaparecidos, habló por todos los familiares.
“Los llevo a todos en mi corazón. No voy a agachar la cabeza, vamos a encontrarlos. Llegando a Guerrero seguiré buscando a mi hijo y no me voy a cansar…”, fueron sus primeras palabras, seguidas de aplausos.

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