La empresa General Motors conduce a sus empleados, fieles devotos a la Virgen de San Juan, a visitarla cada año. Y en esta ocasión, una de las peregrinas lleva fracturada su mano, lo cual resulta un poco incómodo para su viaje.
“El camión de la empresa nos deja aquí en la ‘Y griega’ y ya empezamos a caminar para llegar hasta San Juan”, dijo Alejandra, quien estaba sentada en una banca para reposar un poco de su viaje.
Alejandra va acompañada por uno de sus compañeros de la empresa para ayudarle a cargar su mochila, pues con su mano vendada, el trayecto a la Basílica de San Juan se torna pesado y más complicado.
“Se me duerme la mano y los dedos se me acalambran, pero hasta ahorita vamos bien”, dijo Alejandra, quien se sacudió con cuidado el polvo del vendaje.
“Me fracturé el día de ayer”, explicó, luego de hacer unas pequeñas muecas de dolor al volver a arreglar su vendaje.
Desde hace tres años, la joven empleada de la empresa automotriz ha venido en peregrinación a San Juan, sin embargo, en esta ocasión la intención es especial, pues el hermano de Alejandra es adicto a las drogas, por lo que la joven pide a la Virgen la regeneración de su hermano.
“Tengo un hermano que es dogradicto y espero que se rehabilite”, dijo Alejandra con los ojos llorosos.
Aunque todos los empleados salieron juntos, algunos llegan a separarse por el paso al que vayan. El caso de Alejandra es especial, pues su brazo se adormece, se cansa más rápido y tarda un poco más en hacer sus paradas para tomar agua o comer, debido a su dolencia.
El que Alejandra haya dicidido emprender su peregrinar aun cuando no está en total estado de salud, es una prueba de la fe que tiene en la Virgen de San Juan
Es más fuerte su devoción
La empresa General Motors conduce a sus empleados, fieles devotos a la Virgen de San Juan, a visitarla cada año.