La escritora mexicana Elena Poniatowska, una de las voces más críticas del México trágico, y a la vez mágico y querido, de nuestros días, se dio el jueves un baño de masas en un acto organizado por la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid, preludio del doctorado honoris causa que ayer le entregó la institución. “Estoy muy emocionada”, dijo la autora.
Tras el homenaje en el que hubo representación teatral y debate, decenas de estudiantes esperaron
pacientemente para que la autora de La noche de Tlatelolco (1971) les firmara un ejemplar del libro que, inencontrable en España, acaba de publicar en una edición especial la propia Universidad en colaboración con la editorial Escolar y mayo.
Incluso accedió a ponerse un pin en forma de triángulo rojo, la identificación de los republicanos españoles en los campos de concentración nazis, que le entregó una alumna cuyos familiares estuvieron en Mauthausen.
En las paredes de la facultad y en el salón de actos donde tuvo lugar el encuentro, había carteles con los rostros de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa asesinados el pasado 26 de septiembre en Iguala, Guerrero a manos de los sicarios del narco tras ser confundidos con miembros de un cártel rival, según la versión oficial del Gobierno.
A sus casi 83 años, la escritora y periodista (“periodista ante todo, siempre lo digo, y lo voy a ser toda la vida”, recalca) va rejuveneciendo décadas a medida que habla hasta que asoma el joven rostro de aquella informadora que denunció la matanza por orden del Gobierno del PRI de decenas de estudiantes (aún se desconoce el número) en la Plaza de Tlatelolco en 1968, uno de los capítulos más duros de la historia mexicana hasta la masacre de Iguala.
No solo son joviales sus ojos, sino su risa de niña, su ironía y su sentido del humor en el que canta verdades, salpicadas por el colorista y creativo español de México. Su vitalidad es tal que en una comida posterior al acto, dio cuenta de una paella y dos vasos de vino tinto, mientras desgranaba maldades contra algunos escritores contemporáneos y seguía firmando libros.
“España me da puras maravillas” dijo, refiriéndose a un galardón, el primero que le concede una institución académica española, que se suma al Premio Cervantes 2013, al Premio Alfaguara 2001, a la Legión de Honor francesa o al Mary Moors Cabot de Periodismo de la Universidad de Columbia, entre otros muchos.
“En México hemos sentido en estos últimos tiempos el calor con que nos mira España”.
Firmemente comprometida con la causa de los derechos humanos, la autora de biografías como Tinísima o Leonora ve un paralelismo entre los sucesos de Tlatelolco e Iguala y arremetió contra el Gobierno de Enrique Peña Nieto.
“El Gobierno se tardó mucho en la investigación, lo que demuestra que México es un país racista porque eran estudiantes pobres y los pobres tienen pocas oportunidades y los ricos, muchas porque existe una enorme impunidad”, aseguró.
“El Presidente, su esposa y hasta el Secretario de Economía se han comprado casas a precios millonarios que para sí quisieran muchos actores de Hollywood. No sé cómo Meryl Streep no se viene a México. Se comportan como si fueran Luis XIV o los dictadores Duvalier de Haití. Me da la patada. No es que me duela México, es que me da vergüenza”.
Infatigable
(“yo no me cansé”, dijo, en un juego de palabras con el lema Ya me cansé que inundó las redes sociales y las calles mexicanas después de que el procurador general Jesús Murillo Karam, manifestara refiriéndose al caso Iguala: “Ya me cansé”), Poniatowska afirmó que no hay nada como la indignación “para mantenerte encendido como una llamarada y voy a seguir indignada. Ojalá se sepa la verdad algún día”.
Secretaria de Cultura
Firme partidaria de Andrés Manuel López Obrador, líder carismático de la izquierda mexicana y ahora dirigente de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), que llegó a proponerla en las últimas elecciones como secretaria de Cultura (“un cargo para el que no valía porque soy desorganizada”), Poniatowska mira con simpatía a Podemos (“me hace gracia el de la coleta, aunque no conozco la política española, y más los griegos de Syriza”).
Deja obra literaria en México
Elena Poniatowska se convirtió el jueves en la protagonista involuntaria de la presentación del libro Arquitectoma: 30 años de arquitectura en México, llevada a cabo en la Casa de América.
Habló de sus planes a futuro, cuando ya no esté: dejar su legado literario en México, en la fundación que lleva su nombre y que construye en la calle José Martí de la colonia Escandón.
“Todo se suele ir de México. Ahorita García Márquez, que acaba de entregar todo a Austin… Y mi hijo Felipe me dijo que le daría mucho dolor.
“A mí me habían ofrecido comprar (mi legado) en Stanford y en Princeton, donde está todo lo de Octavio Paz y Carlos Fuentes”, reveló: “Pero he decidido que mi obra se va a quedar en la fundación de la Escandón, al lado de una cantina, lo cual nos va a traer muy buena suerte porque los que no quieran leer ni hablar de cultura se van a ir a emborrachar allá”.
A cargo del diseño del edificio de la fundación está el despacho del arquitecto Francisco Martín del Campo, con quien la escritora mantiene estrecha relación.
“Martín del Campo es un hombre de muchos talentos. La arquitectura es sólo una de sus facetas, aunque requiere miles de horas de trabajo”, comentó.
El libro presentado, Arquitectoma, resume precisamente su obra, junto a la de su socio José Portilla.