En el primer año de primaria, Miguel se ganó la etiqueta de niño problema del aula.
“Lo enviaban a la dirección. Me decían que no quería trabajar. No sabíamos qué pasaba”, cuenta Gabriela Salas, mamá del niño.
Miguel desconcertaba a los maestros y a sus padres.
“Eran tres o cuatro horas para hacer una página de tarea nada más. Era muy desesperante, le decíamos: ‘hijo escribe esto, si es tan sencillo'”, agrega Miguel Mata, papá del niño.
Un par de psiquiatras concluyeron que el niño padecía Trastorno por Déficit de Atención, pero aún así, en la escuela no les creyeron.
Aunque no existe un reporte oficial, en México se estima que cinco por ciento de las familias tiene un integrante con este trastorno, señala Eduardo Barragán, presidente del Grupo de Expertos Nacionales para el Estudio del Trastorno por el Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) México.
El problema es que, ante la falta de información en los padres y de capacitación de los profesores, el padecimiento suele quedar inadvertido.
De no atenderse el trastorno en la niñez o la adolescencia, pueden llegar a tener dificultades en la vida adulta para mantenerse estables en un empleo o establecer relaciones sociales, advirtió el también especialista del Hospital Infantil Federico Gómez.
María Elena Frade Rubio, presidenta de Proyectodah, institución que cuenta con grupos de educación y apoyo en la Ciudad de México, advierte que en el caso de este trastorno, los medicamentos, por sí solos, no resuelven el problema.
“Los que educan son los padres. Tienen que aprender a sacar provecho de las cualidades que tiene el niño y exaltarlas”, apunta.
Barragán destaca que un niño con problemas de conducta no necesariamente tiene el trastorno. Aclara que hay tres condiciones que pueden indicar que se trata del padecimiento:
Los síntomas se han notado desde los dos o tres años de edad; es impulsivo todo el tiempo y en todos los espacios y sus conductas lo meten en problemas de funcionamiento social con amigos o en la escuela.
Estos síntomas deben estar presentes al menos seis meses continuos y no haber una enfermedad neurológica, apunta.
El inicio de la edad escolar es un punto crítico para las familias, pero una vez que reciben el diagnóstico, lo ideal es que se informen sobre lo que van a enfrentar, pues el TDA es una condición crónica, agrega Frade por separado.
Gabriela Salas, mamá de Miguel, está consciente del reto.
Relata que aunque el diagnóstico fue relativamente temprano, la autoestima de su hijo fue lastimada con tanto maltrato.
“Ahora comprendemos que no es flojo; tiene disgrafía (incapacidad de escribir de un modo correcto los sonidos percibidos) y que un asunto de lectoescritura no es sencillo para él”, agrega don Miguel.
Ahora Salas está en proceso de capacitación para, a su vez, poder educar a más padres y madres con hijos con TDA, pues dice, “la información hizo la diferencia”.
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Los síntomas del TDAH
Los síntomas afectan a las personas que padecen trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), a lo largo de la vida, sin embargo el comportamiento y situaciones en las que se encuentra varían dependiendo de la edad.
*Dificultad para hacer las tareas o trabajos, no los terminan, interrumpen lo que hacen, no observan los detalles, no escuchan, tiene dificultad para organizarse, pierden sus cosas constantemente o se olvidan de las actividades que tienen que realizar.
*La hiperactividad se caracteriza por que la persona responde a los estímulos del medio ambiente de manera constante. Esto conlleva a un exceso de movimiento sin control, sin finalidad, ni conciencia del mismo, es decir, las acciones no necesariamente están dirigidas a fines concretos y productivos.
*La impulsividad implica la dificultad de controlarse y se pude manifestar de diferentes formas como lo es actuar antes de pensar, imprudencia, realizar conductas sin plan, iniciar acciones y no lograr detenerse.