Ven la tempestad y no se hincan. 
Ante salarios de 247 mil 882 pesos, como el del Presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, Luis Carlos Vega Pámanes, en suma por los cargos como titular del Poder Judicial y del Consejo de la Judicatura, el Arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, consideró que los funcionarios públicos deben solidarizarse con la ciudadanía ante la situación económica que vive el País.
“Tiene que haber una coherencia entre lo que vive la situación generalizada del País, una gran recesión, una gran necesidad de trabajo, una carencia económica, el alto costo de la vida”, expresó.
“Creo yo que los funcionarios públicos tendrían que ajustar su manera de vivir y de percibir, a la generalidad que vive la ciudadanía, tan sólo por solidaridad, ya no diríamos por coherencia, tan sólo por solidarizarse con lo que vivimos la mayor parte de la ciudadanía”.
El Prelado insistió en que se vive una crisis de incredulidad hacia la palabra de la autoridad, y la forma de recuperarla es por medio de la coherencia.
Sobre la conclusión del segundo año de la Administración estatal y lo que reflejó el trabajo del periodo no ahondó, pues prefirió esperar a conocer lo que reportará el titular del Poder Ejecutivo, Aristóteles Sandoval.
Sin embargo, comentó que hay asuntos que a nivel nacional impactan en lo local y estos vienen a dejar acciones inconclusas en materia de seguridad y empleo.
“Hay temas pendientes nacionales y que de alguna manera nosotros los percibimos a nivel local. El tema, por ejemplo, de la seguridad sigue siendo un tema; el tema de la recesión, de la falta de fuentes de trabajo, creo que son temas pendientes”, puntualizó el Cardenal.
Ve falta de autoridad

La sospecha, duda y experiencia de la corrupción acompañan a las palabras de las autoridades constituidas, anulando su efecto y poder para transformar, condenó el Arzobispo de Guadalajara.
En la homilía de la misa del mediodía en Catedral, este domingo, el Cardenal comparó el desinterés que existe por escuchar la palabra de Dios con el de atender lo que dictan las autoridades, pues ambos casos pasan por un periodo de descrédito.
“Estamos pasando una cultura de falta de autoridad, nuestras autoridades constituidas, sean civiles, sean eclesiásticas, sean incluso familiares, el papá, la mamá en una familia, las autoridades constituidas muchas veces no son reconocidas”, expresó el Purpurado.
El Prelado dijo que esto no debe pasar con la palabra de Dios y llamó a recuperar el interés de escucharla para transformarla en acciones.

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