La mano derecha de Servando Gómez, “La Tuta”, no sólo llevó al capo ropa, alimentos y medicamentos, sino a la Policía Federal (PF).
Los pasos del mensajero fueron seguidos desde septiembre y con ello los federales se abrieron paso para conocer los círculos íntimos del líder de los Caballeros Templarios.
Todavía a mediados de 2014 “La Tuta” se movía en la sierra de Michoacán, cerca de Tumbiscatío.
En ese municipio, la Policía Federal comenzó a elaborar información de inteligencia para ubicar al cabecilla más representativo de los Templarios.
Los federales lograron ubicar a las personas que tenían comunicación con los familiares del capo. La corporación comenzó meterse en su entorno.
Sin embargo, “La Tuta” echó mano del mismo mensajero para enviar instrucciones a sus jefes de plaza donde aún mantenía operaciones delictivas.
El hombre residía en Morelia, donde tenía una constante movilidad, por lo que los agentes le pisaron los talones para dar con el líder de los Templarios.
En sus puntos de visita, narró en conferencia Monte Alejandro Rubido, comisionado nacional de Seguridad, la Policía Federal instaló puestos de vigilancia permanentes.
Entre noviembre y diciembre, las investigaciones condujeron a la captura de individuos que servían de intermediarios del líder del cártel. Asimismo, la vigilancia permanente de residencias y vehículos en secreto permitió el seguimiento de los movimientos de “La Tuta”.
Dicho seguimiento, detalló, permitió que la madrugada de ayer una fuerza especial se percatara de actividad inusual en los alrededores de la casa de dicha pareja del capo: escoltas se encontraban ubicados en las calles por donde se accede a dicho domicilio, por lo que de inmediato efectuaron el operativo de captura.
Tras cuatro meses, las guardias dieron frutos. El mensajero tenía relación con una decena de domicilios, por lo que los federales se dedicaron a registrar rostros, vehículos y movimientos.
Uno de los domicilios fue clave. El pasado 2 de febrero el hombre ingresó a una casa localizada en la calle de Fidencio Juárez número 49, en la colonia Tenencia Morelos.
Aunque la mano derecha de “La Tuta” logró pasar desapercibido en varias ocasiones al utilizar a otras personas para alimentar a su patrón, los agentes no lo perdieron de vista.
La Policía Federal confirmó la ubicación de “La Tuta” el 6 de febrero, fecha de cumpleaños del delincuente michoacano. A varias personas identificadas en la investigación se les vio con pasteles, refrescos y comida. Además, una camioneta que estaba a nombre de una pareja de “La Tuta” fue pieza clave en la detención.
Luego de la celebración, la vigilancia en torno a “La Tuta” fue reforzada, por lo que los federales decidieron capturarlo ayer después de las 4:20 de la mañana.
Tras saberse cercado, el capo intentó abandonar el domicilio ubicado en la colonia Tenencia Morelos. Lo hizo con una gorra y una bufanda para disimular su identidad, informó Rubido.
Fuentes oficiales aseguraron que en el domicilio los agentes encontraron ropa en una maleta, desperdicios de hot dogs y otros alimentos en la mesa, así como latas de distintas bebidas.
En el hangar de la PGR, donde se informó sobre la captura del capo, Rubido recordó el perfil sanguinario de “La Tuta”, quien junto con “El Kike” Plancarte rompió con la Familia Michoacana para conformar a los Caballeros Templarios en 2011.
Detalló que Gómez intervino en el asesinato de 12 elementos de la Policía Federal, quienes realizaban una investigación con la finalidad de detenerlo en 2009.
Desde entonces “La Tuta”, dijo Rubido, trasladó su centro de operaciones a Tumbiscatío donde se placeaba en el centro y regalaba dinero a los pobladores.
También coordinó ataques simultáneos a instalaciones de la Policía Federal en Guanajuato, Guerrero y Michoacán en 2010.
“La Tuta” fue detenido junto con otras ocho personas entre ellas una mujer.
A la par, su hermano Flavio Gómez Martínez, fue arrestado por elementos navales en Mérida, Yucatán, acusado de administrar los recursos de la familia.
El hombre que se grabó con decenas de funcionarios de Michoacán como una forma de controlarlos, apareció en el hangar escoltado por dos federales que lo sometieron del cuello para llevarlo a un helicóptero Black Hawk de la corporación que lo trasladaría al penal del Altiplano.
El templario, de 49 años, caminó encorvado. Incipiente. En la aeronave, le tocó la ventanilla.

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