“Y ahora qué pasó”, fue lo que se preguntó el presidente Enrique Peña Nieto cuando vio la llamada del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Estaba en Guadalajara y eran las 4:22 horas. La noticia: la captura del líder del cártel de Los Caballeros Templarios, Servando Gómez “La Tuta”, uno de los principales objetivos de su Gobierno.
“Le dije que si a esa hora tuviera que despertarme por el motivo que me hablaba, podía hacerlo las veces que quisiera”, relató y enseguida un auditorio con cerca de 10 mil simpatizantes y beneficiarios de la Cruzada contra el Hambre se soltó en aplausos.
Fue un viernes con sabor a victoria para Peña Nieto. Lució emocionado, con energía y bromista, y así se arrojó al público.
El Estado Mayor Presidencial tenía contemplado que recorriera el Auditorio Benito Juárez por el pasillo que divide las gradas del escenario, e incluso, como es costumbre, se subiera en las vallas para levantar el brazo y saludar a los asistentes.
Pero rompió el protocolo de seguridad a la menor provocación. “!Que suba! !Que suba!”, le gritaron y al segundo siguiente saltó las rejas blancas para fundirse con la gente.
Una decena de guardias hizo lo mismo y en un intento por formar medio circulo en entorno al Presidente para protegerlo empujó a quienes jalaban de donde podían al mexiquense, para tomarse una selfie, darle la mano, un abrazo o un beso.
El recorrido tardó 47 minutos. En su trayecto las mujeres le limpiaban el sudor con una servilleta o pañuelo y él se apoyaba en ellas para pasar de una butaca a otra. Pese a los elementos de seguridad, la euforia de los simpatizantes se traducía en empujones para el Presidente, quien en un par de ocasiones estuvo a punto de resbalar de las gradas.
Cuando el Presidente tomó el micrófono, recordó que fue en Guadalajara donde arrancó su campaña presidencial y aseguró que cumplirá a Jalisco todas las promesas que hizo como candidato.
Antes de concluir, pidió darle espacio para reconocer a las Fuerzas Armadas, la Policía Federal, la PGR y el Cisen en la lucha contra el crimen organizado, pues su esfuerzo, dijo, ha permitido la detención de delincuentes de alta peligrosidad, como “La Tuta”.
“Mi testimonio de reconocimiento, en nombre de la sociedad mexicana por haber detenido a un delincuente tan buscado y que había generado un ambiente de zozobra y de enorme delincuencia en el Estado de Michoacán y en esa región. Gracias por la aprehensión de ‘La Tuta’”, arengó.
“¿Y ahora qué pasó?”
“¿Y ahora qué pasó?”, fue lo que se preguntó el presidente Enrique Peña Nieto cuando vio la llamada del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio