Herencia musulmana

Los castillos y recintos amurallados se ubicaron en lugares estratégicos de la Península Ibérica, para el control y defensa de los territorios.
El patrimonio español incluye las antiguas alcazabas árabes que constituían fortificaciones y refugios para la guarnición y la población en casos de guerra.
En la alcazaba residía el gobernante y en ella se depositaba el tesoro de la ciudad, que llegó a incluir bibliotecas, farmacias y perfumerías, todas muy apreciadas, sin embargo su carácter era fundamentalmente militar, como en el caso de la alcazaba de Granada, la parte más antigua de la famosa Alhambra que data del siglo 9.
Con el paso del tiempo las alcazabas se transformaron en verdaderas ciudadelas, como fue planeada la reconstrucción de la Alhambra iniciada por Al-Ahmar en 1238 y que la llevó a su esplendor en el siglo 14. La Alhambra recibe anualmente más de dos millones de viajeros.

Antecedentes romanos

Cuando se viaja por Castilla y León con destino a la ciudad de Ávila, por más que se haya leído y visto fotografías de la misma, resulta sorprendente el encontrarse con su portentosa muralla.
Ávila es el recinto amurallado medieval mejor conservado de España, sus antecedentes son romanos y se toma el año de 1090 como el inicio de su construcción, en el que participaron 2 mil hombres durante nueve años.
Su perímetro de 2 mil 536 metros es casi rectangular y cuenta con nueve puertas, 88 torreones, 2 mil 500 almenas y una altura media de 12 metros.
Ávila es considerada como el mejor ejemplo de arquitectura militar defensiva de la Edad Media en España e icono de una ciudad que fue cuna de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

Típico castillo ibérico

Los castillos españoles nacieron para la defensa, para rechazar ataques, por eso fueron ubicados en sitios elevados, contando con fosos, puentes levadizos, altos muros, almenas, puertas protegidas, patio de armas, aljibes y la llamada torre del homenaje destinada para habitaciones.
El castillo de La Mota, localizado en la villa de Medina del Campo, en Castilla y León, reúne todos los componentes que integran un castillo. Se levantó en el siglo 14 sobre una colina que domina esa parte de la meseta castellana.
Con su torre del homenaje de 40 metros de altura y cinco pisos es un ejemplo de la arquitectura militar mudéjar, ahí vivieron los Reyes Católicos, quienes contaron con uno de los parques de artillería más importantes de Europa.
También cuenta con cuatro torres, patio, bodegas, mazmorras, galerías subterráneas y pasadizos y un gran puente levadizo.

El más sublime

Los aspectos estéticos de los castillos no eran prioridad, pero algunos de ellos fueron agregando con el tiempo elementos de gran belleza, como el Alcázar de Segovia que pareciera una página arrancada de un libro de cuentos.
El Alcázar de Segovia fue levantado en una cima entre los ríos Eresma y Clamores, siendo una gran fortaleza con foso y puente levadizo. Su carácter de alcázar y residencia real lo tiene desde el siglo 13, y su fisonomía gótica se la debe a Felipe II.
Incluye torres, patios y salones con logrados artesones, es una obra admirable desde afuera y por dentro; su recorrido atrae gran cantidad de visitantes.
El Alcázar de Segovia, junto con su gran Acueducto Romano, son emblemas de la ciudad, que se identifica además por su famoso cochinillo, delicioso lechón crujiente y deshuesado.

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