Muchos de los estudios científicos de los últimos años en torno al baile demuestran que mover el esqueleto es mucho más que un momento de desfogue y diversión. O incluso de puro arte escénico.
En las investigaciones llevadas a cabo por la psicóloga Sabine Koch, de la Universidad de Heidelberg (Alemania), se descubrió que las sesiones de baile de media hora eran suficientes para disminuir los síntomas de depresión y aumentar los niveles de vitalidad en los pacientes de un psiquiátrico.
Otro estudio de la universidad coreana de Wonkwang, dirigido por Young-Ja Jeong, no se limitó solo a los enfermos crónicos, sino a los adolescentes con “tendencias depresivas normales”, y encontró que bailar disminuía en todos ellos las reacciones de ansiedad y hostilidad.
Tal vez estas reveladoras investigaciones acerca de los beneficios del baile sean algunas de las razones que empujaron a Matthew Brimer y Radha Agrawal a organizar en un local de Brooklyn (Nueva York) una de las últimas tendencias en el mundo del trabajo. No tiene que ver con las tarteras ni con los cócteles al finalizar la jornada laboral, e implica algo que, a priori, podría parecer una barbaridad: poner el despertador una hora antes para asistir a una daybreaker. Son fiestas a las 7 de la mañana donde no se sirve alcohol ni ningún tipo de sustancia tóxica. Simple y llanamente: entretenimiento y relax a través de masajes, yoga, talleres de haiku (poesías japonesas), bebidas orgánicas y, sobre todo, mucha música para no dejar de bailar.
Persiguen empezar la jornada laboral de una forma saludable, con mayor vitalidad y una mente más despierta. Ejercitarse por la mañana, según el entrenador personal José Miguel del Castillo, ayuda, además, a ganar masa muscular.
“Podríamos definir las daybreaker como un movimiento a primera hora de la mañana -a las 6 si quiere asistir a clase de yoga- para comenzar la jornada con una desconexión total. Se trata de estar aquí y ahora, rodeado de gente estupenda, amigos, buena música y una increíble atmósfera de energía positiva”, explica Matthew Brimer.
El guateque mañanero es tan efectivo, según sus promotores, como una clase spinning, y consigue que las personas lleguen a sus respectivos puestos de trabajo con muy buen humor.
“No hay estudios científicos acerca de los efectos positivos en las personas que acuden a las daybreaker, pero lo que escuchamos de nuestros seguidores es que una vez que se van, se sienten inspirados y vigorosos para el resto del día, tanto a nivel físico, como a nivel mental y creativo”.
No es de extrañar si se tiene en cuenta que, como afirman los estudios de la Clínica Mayo, los ejercicios cardiovasculares y aeróbicos, y bailar es uno de ellos, distribuyen oxígeno y nutrientes a los tejidos del cuerpo, y ayudan a que el corazón y los pulmones trabajen mejor.
¡Salir de fiesta!
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