Naciones Unidas ha incrementado a más del doble su cálculo de sirios que viven en zonas bajo asedio —y que corren el riesgo de morir de hambre, deshidratación y falta de atención médica— hasta cerca de 440,000.
La jefa humanitaria de la ONU, Valerie Amos, anunció el jueves la nueva cifra durante un informe al Consejo de Seguridad de lo que llamó “sobrecogedores niveles de salvajismo” en la guerra civil de Siria, la cual comenzó hace poco más de cuatro años.
La Sociedad Médica Sirio-Americana dio a conocer este mes un reporte que argumenta que el cálculo de la ONU de 212,000 personas aisladas del mundo era un número demasiado bajo y que Naciones Unidas, sin querer, estaba minimizando la crisis.
Amos señaló al consejo en su más reciente actualización mensual que la situación en Siria ha empeorado desde que el consejo aprobó el año pasado las resoluciones con el objetivo de conseguir más asistencia para millones de personas necesitadas. Urgió al consejo a emprender acciones para que el gobierno sirio y los grupos armados rindan cuentas por violaciones a una resolución que demanda acceso a la ayuda.
“El tiempo se acaba”, señaló Amos al consejo. “Más personas morirán”.
Muchos grupos de ayuda y otros en la comunidad internacional señalan que el dividido consejo le ha fallado al pueblo sirio en este y otros asuntos. Rusia, aliado de Siria, ha bloqueado diversas acciones, como un intento de referir la situación del país a la Corte Penal Internacional, aunque algunos diplomáticos han dicho que les gustaría intentar nuevamente esa moción.
El embajador de Siria ante Naciones Unidas, Basha Ja’afari, culpó el jueves nuevamente de gran parte del caos en su país a lo que definió como terroristas apoyados por “fuerzas externas”. Amos volvió a responsabilizar al gobierno de Siria de colocar diversos obstáculos para la entrega de asistencia.

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