Grace Silva tiene una horrible forma de cáncer de tiroides que se considera intratable: por lo general los pacientes son enviados a un hospicio y mueren a los pocos meses de saber que tienen la enfermedad.
Pero ella todavía está viva cuatro años después de su diagnóstico.
Ella es lo que los oncólogos llaman un respondedor excepcional: alguien que desafía todas las expectativas, respondiendo de manera espectacular a un medicamento contra el cáncer, administrado no con un fundamento real, sino más por la necesidad desesperada de un médico por hacer algo.
Los anales de la medicina están llenos de historias de respondedores excepcionales, pero hasta hace poco no eran más que eso, historias.
Historias de casos que no podrían generalizarse, porque no había forma de saber por qué estos pacientes de alguna manera mejoraron cuando otros no. Pero ahora, con la llegada de la rápida y barata secuenciación de genes, el Instituto Nacional del Cáncer ha iniciado una búsqueda a nivel nacional para gente como Silva, para tratar de averiguar los cambios genéticos que les permitió responder.
The New England Journal of Medicine publicó cómo una historia clínica en la nueva era genética, concluye con una lección que puede ayudar a los médicos a tratar a miles de pacientes con otros tipos de cáncer más comunes, como el de mama y el de vejiga, e incluso ayudar a encontrar una alternativa cuando un medicamento común deja de funcionar.
Un estudio del Centro de Cáncer Memorial Sloan-Kettering estaba probando una droga llamada everolimus, aprobada para cáncer de mama y de riñón. Los investigadores preguntaron si podría tratar cáncer de vejiga. Cuarenta y cinco pacientes recibieron el fármaco. Dos respondieron.
“El veredicto fue: ‘Bueno, supongo que el everolimus no funciona en el cáncer de vejiga’,” dijo el doctor David Solit, el investigador principal.
Pero luego estaban esos dos pacientes, uno en particular. Su cáncer se había extendido al abdomen. Se esperaba que viviera menos de un año y no había tratamiento para ella. Pero con everolimus, sus tumores desaparecieron.
Los investigadores descubrieron por qué. Su cáncer tenía una mutación en un gen que lo hizo dependiente de una proteína, mTOR, para su crecimiento. El everolimus suprime la actividad de mTOR.
La mujer todavía está tomando everolimus y su cáncer no ha vuelto a aparecer. Entonces el grupo encontró otro respondedor excepcional, una paciente que tomaba un fármaco experimental para el cáncer de uretra, el tubo que transporta la orina del riñón a la vejiga.
“Ella no sólo respondió, sino que se curó”, dijo Solit. La compañía descontinuó la droga, ya que no estaba funcionando, excepto por ella, obligándola a dejar de tomarla. Pero el cáncer no ha regresado.
Por último, Silva, quien tiene 58 años y vive en Dartmouth, Massachusetts, terminó en el Instituto del Cáncer Dana-Farber en Boston donde recibió una noticia terrible. Tenía cáncer de tiroides anaplásico. Es, dijo el doctor Jochen Lorch, su oncólogo en el Dana Farber, “uno de los peores tipos de cáncer que se puede contraer”.
Los cirujanos extrajeron la glándula tiroides y el tumor que crecía allí y le dieron a Silva quimioterapia y radiación, pero el cáncer volvió a aparecer casi inmediatamente en sus pulmones y creció rápidamente, una situación típica.
“Sólo hay un máximo de tumor que el cuerpo puede soportar”, dijo Lorch. “Los tumores se comen todos los nutrientes alrededor, los pacientes pierden peso muy, muy rápidamente y hacen agujeros en la superficie de los pulmones. Los pacientes mueren muy rápidamente”.
Pero Dana-Farber estaba comenzando un estudio de everolimus en pacientes con cáncer de tiroides porque los estudios con ratones indicaron que podría funcionar. Los investigadores decidieron incluir siete pacientes con cáncer de tiroides anaplásico razonando que no había otros tratamientos para ellos. Para sorpresa de todos, Silva, pero ninguno de los otros pacientes con cáncer anaplásico, respondió inmediatamente.
Sus tumores se redujeron a casi nada y se quedaron así durante 18 meses. Eso, dijo el Dr. Nikhil Wagle, otro de los médicos de Silva en el Dana-Farber, “es simplemente insólito.”
Los investigadores secuenciaron los genes de su tumor y descubrieron por qué. Una mutación hizo al cáncer dependiente de mTOR, y la droga, casualmente, sofoca la producción de esa proteína.
Tienen clave para cura del cáncer
Los respondedores son personas que tras recibir medicamento experimental logran una respuesta satisfactoria.