En el 2003, Hatem Saleh caminaba por calles de Bagdad, en Iraq, cuando miembros de un grupo extremista de Irán le prendieron fuego.
“Me iban a quemar vivo, si me quedaba no iba a sobrevivir una segunda vez, tuve que salir”, dice mientras muestra las cicatrices en sus brazos.
En cuanto se recuperó, el escritor y poeta migró a Siria, luego a Líbano, Egipto y Marruecos, pero en todos esos países recibió amenazas.
“Muchos años escribí contra Irán, por eso cuando entró Estados Unidos a Iraq, entraron esos grupos que traían listas negras de escritores que escribieron contra Irán y trataron de matarme en la calle”, relata.
Tras cinco años de buscar un lugar para vivir, siendo periodista de una revista en Marruecos recibió otra llamada de muerte y recurrió a una organización inglesa.
De 50 ciudades en el mundo, esa agrupación altruista determinó que por sus características, en México estaría más seguro, por lo que vive este país desde el 2008.
“Durante dos años, el Gobierno mexicano me dio una beca de 16 mil pesos y una vivienda y luego entre a trabajar”, platica.
Ahora da clases en la UNAM y en el Claustro de Sor Juana sobre historia del Medio Oriente y lengua árabe. Se casó con una mexicana y tiene una hija.
Saleh es uno de los 25 extranjeros que recibieron ayer, de manos del presidente Enrique Peña Nieto, su carta de naturalización.
“Han sido cinco años en los que me he sentido muy seguro, pero hoy siento que volví a nacer. Ayer fue la última noche como extranjero”, agrega.
Entre las 150 personas que recibieron su carta de naturalización están arqueólogos, académicos, defensores de derechos humanos, ingenieros, escritores, empresarios y estudiantes.
En lo que va del sexenio, se han entregado 6 mil 637 cartas de naturalización.
Los extranjeros que más las reciben son colombianos, con 17%, seguidos por cubanos con un 14%, y el resto son de otras 10 nacionalidades.
La tendencia de entrega de documentos se ha mantenido en los últimos 10 años entre los 2 mil 500 y 4 mil al año.

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