El papa Francisco, en su mensaje pascual el domingo, elogió el acuerdo marco nuclear con Irán, al que consideró una oportunidad para acrecentar la seguridad en el mundo, al tiempo que expresó su consternación por el derramamiento de sangre en Libia, Yemen, Siria, Irak, Nigeria y otros países de Africa.
La esperanza cauta fue el tema del mensaje pascual “Urbi et Orbi” (a la ciudad y el mundo), un comentario pontificio sobre la situación mundial, pronunciado desde el balcón central de la Plaza de San Pedro.
Poco antes había celebrado la misa en la plaza azotada por la lluvia, donde decenas de miles de personas se protegieron con paraguas o capas de plástico.
El día de Pascua es “tan hermoso y tan feo debido a la lluvia”, dijo Francisco después de la misa acerca de la fiesta más importante de la cristiandad. Agradeció las flores que decoraban la plaza, donadas por Holanda, pero el gris del cielo parecía apagar los colores brillantes de las azaleas y otras flores.
Francisco hizo sus primeras declaraciones sobre el acuerdo marzo recientemente firmado en Lausana, Suiza, con el objetivo de asegurar que Irán no fabrica un arma nuclear.
“Encomendemos con esperanza al Señor, que es tan misericordioso, el acuerdo alcanzado en estos días en Lausana, para que sea un paso definitivo hacia un mundo más seguro y fraterno”, dijo el pontífice.
Al deplorar la cantidad de armas que hay en el mundo, dijo que “imploremos la paz para este mundo sometido a los traficantes de armas, que se enriquecen con la sangre de hombres y mujeres”.
Denunció “el absurdo derramamiento de sangre (…) así como toda bárbara violencia” en Libia, y expresó la esperanza de que “prevalezca una voluntad común de pacificación, por el bien de toda la población” en Yemen, arrasado por una guerra civil.
Francisco rogó que “cese el fragor de las armas” en Siria e Irak, y que llegue la paz a Nigeria, Sudán del Sur, Sudán y el Congo.
Recordó a los jóvenes, muchos de ellos cristianos, masacrados la semana pasada en una universidad en Kenia y deploró los secuestros perpetrados por extremistas islámicos en Nigeria y otras partes de Africa.
Con respecto a Ucrania, rogó “que el país reencuentre la paz y la esperanza gracias al compromiso de todas las partes implicadas”. Las fuerzas del gobierno siguen enfrentando a los rebeldes respaldados por Rusia en el este del país, meses después de un cese de fuego gestionado por la diplomacia internacional.
En el Viernes Santo, Francisco fustigó el silencio cómplice de la comunidad internacional ante las matanzas de cristianos. En su mensaje de Pascua, oró para que Dios “alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre”.
Durante la misa, Francisco estaba protegido de la lluvia por un palio instalado frente a la Basílica de San Pedro, mientras los prelados llevaban paraguas con los colores amarillo y blanco de la Santa Sede.
La lluvia cesó gradualmente hacia el final de la misa, y Francisco recorrió la plaza en el papamóvil abierto para saludar a la multitud.

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