Más de cien personas en el sudeste de Indiana han contraído el VIH en un brote que se atribuye al hecho de compartir agujas intravenosas, según los exámenes a los que fueron sometidos. Las autoridades tratan de combatir los temores infundados entre los drogadictos de que podrían ser arrestados si participan en un programa de intercambio de agujas creado para contener la propagación del virus del sida.
El Centro Informativo Conjunto del Estado de Indiana reportó 95 casos confirmados y 11 probables hasta el jueves. La semana pasada eran 84 y 5 respectivamente.
Todos los casos han sido atribuidos a compartir agujas intravenosas entre los drogadictos, la mayoría de los cuales se inyecta una forma líquida del analgésico Opana, de venta bajo receta.
El mayor brote de VIH en Indiana afecta al condado de Scott, un área rural con problemas económicos a unos 50 kilómetros (30 millas) al norte de Louisville, Kentucky.
Las autoridades de salud dicen que todos los infectados viven en el condado o tienen vínculos allí. En un año regular, solo se registran unos cinco casos nuevos de VIH, pero desde diciembre la cifra es 20 veces mayor.
El gobernador republicano Mike Pence declaró una emergencia de salud pública en el condado el 26 de marzo que levantó temporalmente la prohibición estatal a los programas de intercambio de agujas, aunque solo para el condado afectado.
El programa comenzó el sábado pasado en Austin, una ciudad de unos 4.500 residentes donde está el epicentro del brote, pero hasta el lunes solo cuatro personas se habían inscrito. Estos cuatro entregaron 300 agujas usadas y recibieron 168 agujas nuevas y limpias.
Las autoridades estatales de salud dijeron el viernes que no tenían una cifra actualizada de participantes.
Sin embargo, Brittany Combs, enfermera del Departamento de Salud del condado, dijo que al miércoles por la noche 11 personas se habían incorporado al programa y que hubo más el jueves.
“Algunas personas temían participar en el programa de intercambio de agujas por miedo a que los policías estuvieran esperándolos para arrestarlos o que tuviésemos cámaras de video para arrestarlos más adelante”, afirmó. “Otros pensaron que íbamos a poder rastrearlos y nada de eso es cierto”.

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