El difunto exdirector del semanario francés Charlie Hebdo condena la “islamofobia” y la califica de racismo apenas oculto, en un libro publicado póstumamente que terminó dos días antes de que lo mataran en un ataque terrorista.
Stephane Charbonnier, conocido como Charb, fue uno de los 12 muertos en el ataque del 7 de enero contra la redacción del periódico satírico en París. Los dos agresores, motivados aparentemente por las caricaturas del profeta Mahoma en el periódico, murieron dos días después en un enfrentamiento con la policía.
El libro de 88 páginas, cuyo título se traduce como “Carta abierta a los tramposos de la islamofobia que le hacen el juego a los racistas”, apareció en Francia el jueves. Critica a los que explotan los sentimientos antiislámicos para sus propios fines.
A diferencia del diario, el libro solo contiene palabras, no caricaturas.
Al igual que el diario, el libro ataca muchas vacas sagradas. Fustiga a los periodistas que utilizan el término “islamofobia” por pereza o por interés comercial, así como a los políticos que atizan un debate, que Charb considera injusto, sobre la identidad nacional.
En un poema inicial contra los conceptos preconcebidos, Charb dice que el libro está dirigido, entre otros, a quienes “creen que en el Corán está escrito que está prohibido dibujar al profeta Mahoma… creen que caricaturizar a un yihadista en una posición ridícula es un insulto al islam… creen que un dibujo es más peligroso que un dron estadounidense”.
Pero también condena a quienes demonizan a los musulmanes: “Si algún día todos los musulmanes en Francia se convirtieran al catolicismo… estos extranjeros o franceses de origen extranjero serían considerados los responsables de todos los males”.
Sugiere que a esas actitudes conviene llamarlas “musulmanofobia” —miedo irracional a la gente— en lugar de “islamofobia”, que se refiere a la actitud frente a una religión.
En un pasaje del libro, que algunos podrían considerar conmovedoramente previsor, Charb dice que “algún día, solo por diversión, debería publicar todas las cartas amenazadoras que recibo en Charlie Hebdo de fascistas católicos y fascistas musulmanes”.

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