Desde el aire, cinco años después de la explosión en un pozo de BP, el Golfo de México luce limpio, verde, lleno de vida, en un reflejo de la fuerza de la naturaleza, pero lo que se ve debajo de la superficie no es nada alentador.

Datos del gobierno y numerosos estudios científicos revelan problemas. Todavía hay manchas de petróleo en el mar y en los pantanos de la Bahía Barataria abundan los bultos con alquitrán. Las muertes de delfines se han más que triplicado. Las tortugas marinas casi no anidan desde el derrame. Algunos peces han desarrollado enfermedades cutáneas y otras internas. Los corales de aguas profundas también han sido afectados.

En algunos casos la conexión con el derrame de BP es clara, en otros resulta más difícil demostrar una relación directa con el derrame de millones de litros de petróleo durante 87 días.

“La naturaleza respondió bien a un gran desafío. Debemos considerarnos afortunados”, sostuvo Chris Reddy, del Instituto Oceanográfico Woods Hole, pero agregó que “lo que preocupa es las cosas que no vemos”.

Para analizar la salud del Golfo de México la Associated Press entrevistó a 26 científicos marinos, quienes dijeron que, en términos generales, la salud del golfo se resintió en un 12%.

Coincidieron en que antes del derrame, la salud merecía 73 puntos en una escala del 0 al 100 y en que ahora recibe 65. Las áreas más afectadas son las de los delfines, las ostras, las tortugas marinas, los pantanos y el lecho marino.

The Associated Press entrevistó asimismo a más de dos decenas de científicos de otros campos.

“El derrame fue, y sigue siendo, un desastre”, declaró la profesora de ciencias marinas de la universidad Oregon State Jane Lubchenco, quien era la directora de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera cuando se produjo el derrame. “El petróleo es algo feo. Si, el Golfo tiene un gran poder de supervivencia, pero recibió un golpe muy duro”.

BP difundió en marzo un informe de 40 páginas según el cual el Golfo se había recuperado mayormente y que menos del 2% de los sedimentos de las aguas y el lecho marino exceden los límites de toxicidad del gobierno.

“La información recogida hasta ahora indica que la catástrofe ambiental que muchos temieron no se ha producido y que el Golfo se recupera más rápidamente de lo esperado”, sostuvo el portavoz de BP Geoff Morrell, vicepresidente de la empresa, en un correo electrónico. “Esto se debe en buena medida al poder de regeneración del Golfo, a procesos naturales y a la efectiva respuesta y la limpieza realizada por BP siguiendo directivas del gobierno federal”.

De hecho, algunos expertos se muestran sorprendidos por la recuperación del Golfo. Samantha Joye, de la Universidad de Georgia, dijo que en 2010 visitó un sector que “había sido muy golpeado”, en el que no se veían animales de ningún tipo. El año pasado regresó y encontró un panorama muy distinto.

“Me puse a bailar al ver cosas vivientes en el fondo del mar”, relató. “El sistema es muy fuerte. Gracias a Dios por eso. El gran interrogante es si va a volver a ser lo que era, y eso no se sabe por ahora”.

El gobierno nacional no cree que el Golfo se haya recuperado totalmente.

“Obviamente no está tan saludable como antes”, dijo el jefe del cuerpo de científicos de la Administración Oceánica y Atmosférica Richard Spinard, quien recuerda la muerte de delfines y de otros peces y los problemas en el lecho marino.

A continuación algunos interrogantes sobre el estado de cosas en el Golfo de México:

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¿QUÉ PASÓ CON LOS DELFINES?

Los delfines han estado muriendo a un ritmo récord en partes del Golfo desde el derrame de BP, según la Administración y otros científicos. Entre 2002 y 2009 hubo un promedio de 63 delfines muertos por año. en 2010 hubo 125 y al año siguiente 335.

Desde abril de 2010 ha habido un promedio de más de 200 muertes por año, la mayor cantidad jamás registrada en el Golfo.

Pero la epidemióloga Stephanhie Venn-Watson, de la Fundación de Mamíferos Marinos, dijo que las muertes están mermando.

En un informe publicado poco después del derrame, BP sostuvo que “no hay pruebas de que el accidente en el pozo Deepwater Horizon haya tenido un efecto adverso en la población de delfines”.

¿QUÉ PASÓ CON LAS TORTUGAS?

Los anidamientos de tortugas marinas se redujeron un 40% en un año, en 2010. “Nunca habíamos visto una caída tan pronunciada”, expresó Selina Saville Heppell, profesora de la Universidad Estatal de Oregon. La población repuntó en 2011 y 2012, para volver a decrecer los dos años siguientes.

No hay suficiente información que vincule esa reducción al derrame, “pero es una coincidencia notable, ¿no les parece?”, dijo Heppell.

¿QUÉ PASÓ CON LOS PECES?

El científico marino de la Universidad del Sur de la Florida Steve Murawski observa tumores, lesiones y otros rastros del petróleo en los órganos de peces como el pargo rojo, anguilas y, sobre todo, el pargo rayado. Carcinógenos asociados con el petróleo parecen haber penetrado la piel de estos peces, afirmó.

“Los peces de aguas profundas siguen siendo afectados”, dijo Joye. “Tienen petróleo en el hígado”.

El informe de BP asegura que se sigue pescando “más que antes del derrame”.

¿QUÉ PASÓ CON LAS AVES?

Ha habido por lo menos dos estudios de la población de aves en la bahía de Barataria, importante escala en las migraciones de distintas especies. Esos estudios no encontraron problemas obvios.

BP dijo que “el impacto (del derrame) en la población de aves y su anidamiento fue limitado y estuvo seguido de un fuerte repunte”.

¿QUÉ PASÓ CON LOS PANTANOS?

El petróleo bañó unos 1000 kilómetros (620 millas) de pantanos en Luisiana, en los que aparecen con frecuencia masas de alquitrán. No se permite pescar en partes de la bahía.

Una importante isla de manglares donde había colonias de aves casi desapareció debajo del agua. Imágenes satelitales muestran que ha desaparecido más de 30 centímetros (un pie) en los bordes de los manglares. Los científicos han detectado contaminantes del petróleo en plantas y animales.

BP sostiene que “solo poco más de un kilómetro (0.7 millas) sigue registrando grandes cantidades de petróleo”.

¿QUÉ PASÓ CON LAS PLAYAS?

Hubo intensas limpiezas y cuesta encontrar petróleo en las arenas blancas de la Florida, Alabama y Mississippi, pero hay sitios, sobre todo en el sur de Luisiana, donde se observan extensas alfombras de petróleo que comprometen los depósitos de arena en un ecosistema frágil que se ve amenazado por la crecida de los mares, los huracanes y una serie de acciones del hombre.

¿CUÁNTO PETRÓLEO FUE DERRAMADO?

El gobierno dijo que fueron derramados unos 651 millones de litros (172 millones de galones) y la cifra es aceptada por la comunidad científica. BP afirma que fueron unos 378 millones (100 millones de galones).

Un juez federal partió la diferencia y dijo en enero que se habían derramado 507 millones de litros (134 millones de galones).

¿A DÓNDE FUE A PARAR ESE PETRÓLEO?

“No todo el petróleo ha desaparecido”, expresó Marcia McNutt, ex directora del Geological Survey. Su equipo calculó que la mayor parte se evaporó, disolvió o dispersó. Otros dos estudios de científicos prestigiosos revelaron que quedan unos 38 millones de litros (10 millones de galones) en el lecho marino, algo que BP no acepta.

“Lo vi, tenemos videos”, aseguró Joye, de la Universidad de Georgia.

¿QUÉ SE DEBE HACER AHORA?

Spinrad, de la Administración Oceánica y Atmosférica, dijo que el gobierno espera terminar su análisis de la salud del Golfo luego de cinco años hacia fines de 2015, por lo que es demasiado temprano para sacar conclusiones finales. Hizo notar que a veces los problemas tardan mucho en aparecer. Los científicos detectaron una reducción en la población de arenques recién 10 años después del derrame de Exxon Valdez en 1989.

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