El volcán Calbuco seguía inestable el sábado tras dos fuertes erupciones durante la semana, al tiempo que Argentina, Uruguay, el sur de Brasil y la capital de Chile permanecían atentos a los posibles efectos de la llegada de ceniza.
“La actividad sísmica del volcán sigue alterada. Sigue la alerta roja, la fase eruptiva del volcán no ha terminado y seguirá activo un tiempo más”, afirmó Rodrigo Álvarez, director nacional del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), en declaraciones al canal 24 horas de TVN. “Sin embargo, no proyectamos tener una erupción más fuerte a la que ya hemos vivido”.
El ministro del Interior chileno, Rodrigo Peñailillo, se desplazó a la zona, situada a unos 1.000 kilómetros de Santiago, y se comprometió a otorgar bonos a agricultores del área, cuya mayor preocupación ahora es salvar el ganado a toda costa. La ceniza también ha afectado fuertemente a la importante industria de piscifactorías de la región.
Algunos de los vuelos entre Santiago y Eizeiza, el principal aeródromo argentino, aparecían suspendidos el sábado a consecuencia de las cenizas, así como algunos vuelos a Sao Paulo.
Por su parte, la principal aerolínea chilena, LAN, afirmó en un comunicado que cuenta con instrumentos para medir la ceniza en la atmósfera y aplicar medidas de predicción, y que sus vuelos operan con normalidad.
En Argentina se mantenían cancelados los vuelos a Bariloche, Neuquén y Chapelco, zonas que ya se vieron afectadas por las cenizas esta semana y que el sábado avanzaban en la limpieza de las mismas.
Por su parte, en Uruguay ya se detectó la llegada de la nube, pero aún no ha tocado la superficie, afirmó Fernando Traversa, director del Sistema Nacional de Emergencias (Sinae), en declaraciones al diario El Observador.
“El monitoreo de calidad de aire de la Dirección Nacional de Medio Ambiente no ha registrado todavía que las cenizas hayan llegado a la superficie. Seguimos monitoreando”, afirmó.
En el país se suspendieron dos vuelos: el Montevideo-Santa Cruz (Bolivia) y el de American Airlines que une la capital uruguaya con Miami.
Las cenizas también llegaron el sábado al sur de Brasil, al estado de Rio Grande do Sul. En Chile se esperaba que arriben a Santiago.
En la región afectada, las autoridades permitieron que los habitantes de Ensenada —la población más cercana al volcán, cuyos 1.500 residentes fueron evacuados— regresaran momentáneamente a sus viviendas, y se esforzaban en las arduas tareas de limpieza. Muchos trataban a toda costa de salvar su ganado, su principal medio de vida. Algunos constataban con pena que lo han perdido todo.
“Todo eso que ve acá, lo teníamos bien, arbolitos, todo, y ahora todo esto, queda todo esto” en ruinas, declaró a la AP Yovana Mancilla, residente de Río Blanco. “Lo que más pena me da es el bus donde trabaja mi esposo y nosotros vivimos de eso, del trabajo del bus”.
“Aquí no hay nada más que hacer, rescatar lo poquito que se pueda y seguir adelante y no hay más palabras, todo lo que pasó está a la vista y esta casa ya no sirve para nada”, declaró por su lado Andrés Reyes, habitante de Ensenada, al canal TVN noticias.
El ministro Peñailillo prometió ayuda a los afectados a través de bonos a los agricultores de la zona.
“Los recursos que sean necesarios para ayudar a los vecinos que han sido afectados por esta erupción van a estar disponibles, y las primeras medidas, que hemos tomado, justamente van a mitigar los primeros efectos y daños de la erupción del volcán”, señaló.
Por otro lado, se estima que unos 11 millones de peces cultivados en cinco centros de piscicultura de la zona sean trasladados a otra región para no verse afectados por los efectos del volcán.
Las autoridades exhortaron también a usar mascarillas, pañuelos, no respirar el aire, utilizar ropa de manga larga y no consumir agua de manantiales superficiales para evitar los efectos de las cenizas en la salud.
Más de 6.000 personas han sido evacuadas de la zona, al tiempo que se mantiene la alerta roja y una zona de 20 kilómetros de exclusión en torno al volcán.
El Calbuco, que no hacía erupción desde 1972, está considerado como uno de los tres macizos más peligrosos de los 90 volcanes activos que tiene Chile.