La ciudad conocida en su día como Saigón se engalanó el jueves con banderas rojas en las que podía leerse “Viva el Glorioso Partido de Vietnam”, 40 años después del día en que fuerzas comunistas tomaron el control del país y Estados Unidos abandonó una sangrienta y divisiva guerra que sigue siendo una herida abierta.
Miles de vietnamitas, incluyendo veteranos de guerra con uniformes, se alinearon para ver a los saldados y a los participantes del desfile que recorrió las calles de la urbe, conocida ahora como Ho Chi Minh.
El 30 de abril de 1975, tanques de Vietnam del Norte entraron en Saigón, entonces la capital de Vietnam del Sur. Derribaron la valla de hierro del palacio presidencial e izaron la bandera comunista. Fue una victoria increíble para las fuerzas revolucionarias que habían librado una guerra de guerrillas durante más de una década contra Estados Unidos, y antes contra Francia.
“El tanque estrellándose contra las puertas (…) fue un símbolo de victoria para la nación vietnamita y el Ejército Popular de Vietnam, señalado el final de 30 años de resistencia contra Francia y después los americanos”, dijo Nguyen Van Tap, de 64 años, que condujo el tanque 390 a través de las barras de hierro y que el miércoles se reunió con miembros de su antigua compañía. “Para los vietnamitas, el 30 de abril es un día de festejos y reunificación nacional”.
Para Estados Unidos y sus aliados de Vietnam del Sur, ese fue un día de pánico, caos y derrota conocido simplemente como la caída de Saigón.
Después del desfile y los discursos de celebración el jueves, un grupo de ex Marines de Estados Unidos que ayudaron a evacuar Saigón mientras caía en manos del enemigo tenían previsto reunirse en el lugar donde estaba la vieja embajada estadounidense, ahora consulado. Dedicarán una placa a los dos últimos camaradas fallecidos en la guerra: el cabo Charles McMahon y el cabo lancero Darwin Judge, que murieron el 29 de abril de 1975, cuando su puesto cercano al aeropuerto fue alcanzado por un misil.
Unos 58.000 estadounidenses fallecieron durante la guerra junto a más de 250,000 vietnamitas del sur y se cree que tres millones de combatientes comunistas y civiles.
“Perdimos… y yo me sentí así durante mucho tiempo”, dijo Kevin Maloney, uno de los últimos Marines en salir del país. “Estuve avergonzado por dejar gente atrás de esa forma. Hice lo que pude, por lo que estoy satisfecho con mi actuación personal, pero como nación, creo que podríamos haberlo hecho mejor. Y espero que podamos aprender de eso, pero no creo que lo estemos haciendo”.
Cientos de miles de vietnamitas huyeron al sur en los días que siguieron al final de la guerra, con muchos realizando viajes en barcos desvencijados en busca de libertad. La mayoría terminó asentándose en Estados Unidos. Muchos han regresado para visitar a sus familias e invertir en el país, pero otros se han mantenido radicalmente anticomunistas y se niegan a volver mientras el país esté gobernado por un único partido.
El país sigue controlando de cerca la prensa y oprime a disidentes políticos. Encarcela a los que se atreven a pedir democracia, incluyendo en blogs en internet. Pero mucho ha cambiado desde los primeros días después de la guerra, cuando Vietnam quedó sumido en una grave situación de pobreza y aislado durante políticas de agricultura colectiva fallidas.
Estados Unidos normalizó relaciones con Vietnam en 1995. Más de 16.000 jóvenes vietnamitas estudian ahora en suelo estadounidense y el país se ha convertido en uno de los principales inversores extranjeros de Hanói. El comercio bilateral superó los 36.000 millones de dólares el año pasado.
Conmemoran en Vietnam la caída de Saigón
La ciudad de Ho Chi Minh, antes llamada Saigón, se vistió de fiesta para conmemorar el 40 aniversario del en que fuerzas comunistas tomaron el control