La situación de los niños hospitalizados en el sur de México por “reacciones adversas” de unas vacunas parece complicarse. El domingo, las autoridades informaron que además de los dos menores fallecidos, hay seis bebés graves y otros 23 niños se encuentran en el hospital estables.
Las familias de los afectados, del municipio de Simojovel, en Chiapas, están preocupadas porque los niños enfermaron muy rápidamente después de que les aplicaron las vacunas, “en cuestión de cuatro o cinco horas”, y porque en el hospital donde están siendo atendidos no cuenta “ni con el personal ni con el equipamiento adecuado”, explicó a The Associated Press el sacerdote Marcelo Pérez, párroco del municipio y conocido defensor de derechos humanos en esa zona de los Altos de Chiapas.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informó el sábado del fallecimiento de dos niños y de la hospitalización de otros 29 de un total de 51 menores a los que se había vacunado contra BCG (tuberculosis), rotavirus y hepatitis B, medicamentos que según el calendario nacional de vacunación se administran a bebés de entre cero y seis meses de edad.
“Las vacunaciones empezaron a mediodía y las primeras reacciones se dieron a las 6:00 de tarde, pero el verdadero problema son las pésimas condiciones del servicio sanitario que tenemos que cuando un bebé llega con convulsiones, sale muerto. El Gobierno no debe esperar a que haya muertos para volver a los ojos a los pueblos indígenas”, añadió el cura que el domingo celebró la misa por los niños fallecidos y está en contacto permanente con las familias.
“Están destrozadas y esto no es nuevo, aquí hay historias de muerte todos los días, de forma continua por la falta de servicios básicos”, reiteró el religioso, que ha sido amenazado en varias ocasiones por su actividad social en la región indígena de mayoría tzotzil.
El IMSS ha iniciado una investigación para identificar la causa de las reacciones a las vacunas y como medida preventiva paralizó su aplicación en todo el país. El ombudsman mexicano investiga también el caso.
A través de un comunicado emitido el domingo en conjunto por el IMSS y el gobierno de Chiapas se señaló que han mantenido una “reunión amplia” con los familiares y representantes de la comunidad a quienes aseguraron que los niños tendrán “la mejor atención médica” y que están dispuestos a “dialogar sobre sus inquietudes”.
Hasta el momento, se desconoce qué ha podido enfermar a los niños, si hubo algún tipo de negligencia en la administración de las vacunas o si éstas podían estar en mal estado.
La parroquia del padre Pérez está ayudando a las familias afectadas a recabar todos los datos y a hablar con las autoridades pero lo que ya adelanta es una exigencia que Simojovel vienen haciendo desde hace años que es la construcción de “un hospital de verdad, con el personal y los instrumentos adecuados para atender a las más de 70.000 personas, del municipio y de fuera que llegan pidiendo atención”.
De acuerdo con los datos de la Secretaria de Desarrollo Social de 2014, 93,2% de la población de Simojovel vive en la pobreza, 68,6% en extrema pobreza, y la carencia por acceso a la seguridad social afectó al 95,3%.
Chiapas ya vivió una situación similar en 2002 cuando al menos 24 recién nacidos murieron en el hospital de la localidad de Comitán por falta de recursos materiales y humanos en dicho hospital, un caso que involucró a las autoridades del estado y llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que en 2014 determinó reabrir el proceso penal contra el entonces gobernador Pablo Salazar.

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